Zapatero ha decidido volver a reinventarse. Acaba de celebrar sus diez años al frente del PSOE. Dentro de unos días festejará su propio medio siglo. El presidente resiste y ahora rescata su versión más optimista. El optimismo antropológico es la forma natural de ser de Zapatero. Ha pasado por momentos muy complicados y, sin duda, en lo peor de la crisis, estuvo abatido. Casi todos los que han tratado con el presidente en las últimas semanas aseguran que lo encuentran más relajado y, sobre todo, bastante animado. La víspera de la final del Mundial no tenía ninguna duda de la victoria de España. También estaba convencido de que Contador ganaría el Tour y festejaba haber podido aprobar la reforma de las Cajas de Ahorros por “decreto ley”, sin largos y engorrosos trámites.
El jueves pasado, 22 de julio, Zapatero en los festejos de sus diez años al frente del PSOE, retomó con fuerza su optimismo: “Estamos mejor de lo que parece y lo vais a vivir” fue su mensaje. Era una especie de cita de sí mismo, porque cuando en 2000 se convirtió en el líder de un PSOE entonces desorientado y hundido afirmó ante una audiencia atónita: “no estamos tan mal”. Diez años después y tras seis como presidente del Gobierno, Zapatero ha tenido que hacer de tripas corazón varias veces en los últimos meses y adoptar medidas que siempre descartó. Tampoco nunca imaginó que estaría al frente de un país con más de cuatro millones de parados y sumido en la mayor crisis económica del último siglo. La crisis, aunque parece que ha amainado, sigue. El presidente, sin embargo, aunque no la da por zanjada, cree que el país está en el camino de salida.
Zapatero calcula que todas las medidas –algunas impopulares- que ha tenido que tomar y otras –sobre todo de cara a la galería- que adoptará a la vuelta del verano, empezarán a dar sus verdaderos frutos en el último trimestre de 2011. Para el presidente, eso significa que el paro empezaría bajar de verdad a finales del próximo año, porque este otoño –es inevitable- volverá a subir. El presidente hace tiempo que descartó la posibilidad de adelantar las elecciones. Mejor dicho, nunca contempló esa posibilidad. Ahora sus planes prevén verdaderos brotes verdes para los meses finales de 2011. Con ese impulso, Zapatero convocaría las elecciones para principios de la primavera y sí, se presentaría otra vez. Está convencido de que puede ganar y quiere ganar. Sería la última, porque el presidente, cuando decida anunciar su candidatura –o cuando alguien organice que el partido le exija presentarse- también explicará que encabezará el cartel electoral del PSOE, pero que no volverá a hacerlo. Por lo menos, eso es lo que se podía escuchar en algunos de los corrillos de los asistentes al acto organizado por los socialistas para celebrar los diez años de liderazgo de Zapatero. A los más críticos, les pareció un exceso exaltación de la figura del líder. Con sorna, no exenta de crueldad, incluso uno resumía el festejo en un resultado futbolístico, aunque algo exagerado: Zapatero, 10 (por los años de liderazgo); España, 4 (por los 4 millones de parados). Casi todos, sin embargo, también concluían que, a pesar de todo, Zapatero puede volver a ganarle las elecciones a Rajoy. Tienen más dudas si el PP presentara otro candidato. En resumen, Zapatero se reinventa, optimista, como siempre. Interpreta su propia versión de la célebre máxima de Lampedusa, el autor de El Gatopardo: “si queremos que todo siga como está, es preciso que todo cambie”. Y ahí se incluyen el sistema financiero, el mercado laboral, las pensiones, todo.
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