Yo soy latin king
Son reyes de la Nación y trabajan en una asociación juvenil promovida por el Ayuntamiento de Alicante, la parte “pública” de una comunidad con reglas propias y, aseguran, ausencia de violencia y drogas.
Hoy nos vestimos normales”. Con esta consigna, cuatro miembros de los Latin Kings de Alicante se presentan para el reportaje días después de los últimos incidentes en los que se han visto implicados miembros de otras dos bandas latinas –Dominicans Don’t Play (DDP) y los Trinitarios– en Madrid. También para mantener las formas, no se han saludado de la forma típica –“amor de rey, amor de reina”– ni se han levantado en señal de “respeto” al último que ha llegado.
Vienen vestidos de calle, sin sus ropas negras y amarillas, sus colores. Solo uno de ellos, un colombiano de 24 años que se hace llamar King Templao, deja asomar una pulsera con esos dos colores.
Viéndolos sentados en una de la salas del Centro Municipal de Recursos para la Juventud de Alicante y escuchándoles hablar de los proyectos que han llevado a cabo –un taller de música que terminó con la grabación de un disco de hip hop, charlas sobre racismo y drogas o un campeonato de fútbol–, nadie diría que también pertenecen a una de las seis principales bandas latinas que tienen identificados los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. En esta ocasión, ninguno de sus miembros ni nadie que dijera formar parte de los Latin Kings ha estado implicado en la pelea en Madrid en la que murió un joven de 15 años. Sin embargo, lamentan, su nombre ha vuelto a saltar a los medios de comunicación como una banda violenta. Ni lo uno ni lo otro, insisten. No son una banda ni una pandilla, sino una “familia” formada por “hermanos” o “hermanitos”. Aseguran que no tienen rituales violentos ni buscan pelea. Tratan de ayudarse los unos a los otros y luchar contra “la hipocresía, el racismo y el abuso policial” regidos por el “respeto” y la “unidad”.
“No tengo problemas en decirte que soy una reina, pero sí en dar mi imagen, porque trabajo en un colegio, y ahí sí que me puede generar un problema, porque la imagen de nosotros no es buena”, dice Queen Golden, de 29 años y presidenta de la Asociación de Reyes y Reinas Latinas de Alicante, que, al igual que los otros tres miembros de la junta directiva, prefiere que no trascienda su nombre real, sino el de su coronación, el título con el que eligen llamarse una vez que se convierten en reyes y reinas.
La asociación alicantina se creó en 2007 a imagen y semejanza de la que existía desde un año antes en Barcelona. Para intentar rebajar la conflictividad entre bandas latinas, se les ofreció convertirse en asociación cultural y, hasta que llegó la crisis, recibían subvenciones para desarrollar proyectos deportivos y culturales. En Alicante, un asistente social trabajó con ellos durante meses para poner en marcha un proyecto de integración juvenil latina. Luego llegaron otros, como clases de teatro, de fotografía… hasta ser, dicen ellos, la asociación juvenil con más poder de convocatoria de la provincia.“Se volcaron con nosotros”, dice Queen Golden, a la que el ayuntamiento también ayudó para poder hacer un máster universitario en Cooperación Internacional para el Desarrollo y aprender a hacer proyectos. A cambio, en la misma sala en la que cuatro de los cinco miembros de la junta directiva de la asociación reciben a TIEMPO, se firmó el “acuerdo de paz” por el que se comprometieron a no pelearse con la otra gran organización del momento, los Ñetas. “Fue un paripé que necesitaba la Policía en ese momento, porque estaba habiendo casos de violencia –explica Queen Golden–. Vinieron cuatro Ñetas, cuatro Latin Kings, la Policía, los trabajadores sociales y firmamos un acuerdo en el que nos comprometíamos a que no iba a haber peleas entre nosotros”. Sería un “paripé”, pero hoy las relaciones con los Ñetas son buenas, reconocen “su lucha a favor de los presos” y han estado en contacto con ellos después de que se vieran también citados en los últimos altercados. Los lazos no parecen tan estrechos con otros grupos, de más reciente aparición, como Trinitarios o DDP, cuya “ideología” no tienen tan clara. Distintos son “las maras” –todo un ejército en países como El Salvador, pero minoritarias en España– que solo luchan “por territorio”. “No luchamos solo por nuestros derechos, sino por de los de toda la gente, y a lo mejor otras bandas no tienen unos ideales tan marcados o a lo mejor los han perdido”, apunta Queen Black Horse, una chica colombiana de 23 años.
¿Qué pasa si os cruzáis con alguien de otra pandilla? “Mucha gente confunde que otras bandas son enemigos. Y no son enemigos, son gente que lucha por los mismos propósitos de libertad y contra la opresión. Si veo a un Ñeta o a un Trinitario, yo no voy a hacer nada, lo único que nos distingue son los colores”, dice King Templao, que hace unos años fue apuñalado por unos maras en una discoteca de Alicante. Cuando se recuperó, lo que le pedía el cuerpo a él y a muchos de sus “hermanos” era tomar represalias. Tras un “trabajo de apaciguamiento”, al final la sangre no llegó al río.
Queen Golden entró en los Latin Kings cuando tenía 15 años. Frente a la imagen más extendida, es española de padres españoles. No sabía nada de ellos pero le gustaba lo que hacían. “Estaban en el parque, me gustaba mucho la forma que tenían de tratarse entre ellos, porque eso no lo veía en mi grupo de amigos. Si uno se quedaba en la calle, ellos iban y le daban comida o casa”. No tenía ni idea de quiénes eran. “Me decían ‘es como una banda’ y yo preguntaba que si musical”, hasta que le aclararon que los Latin Kings eran “como una familia que está por todo el mundo”.
Esta familia es la Nación, como se llama a la comunidad de Latin Kings repartida por todo el mundo, asentada en más de 40 países, como Bélgica, Tailandia, Marruecos o Suiza, además de los más obvios en América. La Nación está dividida en capítulos, correspondientes a cada país. Dentro de ellos, los expertos identifican en España cuatro reinos (Inca, en Madrid; Hispano, en Cataluña; Maya, en la Comunidad Valenciana; y Azteca, en Murcia), algo de lo que se ríen los supuestos mayas. “Son historias”. “La Nación está dividida en reinos y en cada reino hay sujetos”.
Esos sujetos son los reyes, el grado más elevado dentro de los Latin Kings. No en otros países, ni tan siquiera hace unos años en España. En 2012, el Supremo confirmó la condena de cuatro años por asociación ilícita al fundador en España, el ecuatoriano Eric Javier Jara, alias el Padrino, y dos años a otros dos cabecillas, que ostentaban los títulos de el Príncipe y la Madrina. Después, el cabecilla en Barcelona fue acusado por agresión sexual. Estos Latin Kings rechazan las leyendas sobre el machismo en su organización y su trato denigrante a las mujeres. Para Queen Black Horse, la violación es “el peor delito que se puede cometer”.
King Zico trabaja como cocinero, es de Ecuador y entró en los Latin Kings en su país en 1999. Dos años más tarde se convirtió en rey y con este título llegó a España, donde ya estaba Jara, a quien conocía de oídas. Su caso es más crudo, porque él llegó a los Latin Kings desde una banda callejera. “Hacíamos lo mismo, nos ayudábamos mutuamente. Obviamente, teníamos problemas, pero era por el sitio en el que vivíamos”, dice. La pobreza y la violencia en países como Ecuador hacen que las bandas sean muy distintas a las de España. “Aquí todo es más tranquilo, puedes ir andando por la calle, estudiar… Gracias a Dios, la Nación llegó a España y las cosas se están haciendo bien”, dice.
La conversión –“coronación”– en reyes y reinas es un proceso que dura tanto como la persona tarda en estar preparada. A Queen Golden le costó cinco años y, a su vez, ganó para la causa a Queen Black Horse, para la que la adolescencia fue “una edad difícil en la que no quería estudiar y quería estar en la calle”. Su llegada a los Latin Kings cambió su vida, según ella misma: “La importancia del estudio, de la familia, de cómo respetar a mis padres…”, dice, y reconoce el papel de su hermanita. Ambas entraron en la banda siendo menores de edad, “con una autorización” de sus padres. Ahora no lo permiten. Por una parte, porque creen que los chicos más jóvenes son los que terminan dando más problemas y por otra, porque es demasiado pronto para el proceso de “adoctrinamiento” que, admiten, llevan a cabo con el fin de que la persona vaya por el buen camino de los estudios y de servicio a la comunidad, fuera de las drogas. A King Templao, la llegada a los Latin Kings le obligó a dar un giro a su vida, que hasta entonces le había llevado a la calle, las drogas y el correccional.
Estas ceremonias forman parte del lado “sagrado” y secreto que no quieren desvelar: “Hay ciertas cosas que son de la Nación y de las que no te vamos a hablar. Quien quiera verlo, que venga a nuestras actividades”.
La asociación es la parte “pública” de los Latin Kings en Alicante. Allí están inscritas entre 40 y 50 personas, cuyos nombres se han llegado incluso a negar a dar a la Policía sin una orden judicial, porque entre ellos hay personas en situación irregular. ¿Son todos los Latin Kings de la provincia de Alicante, son el doble…? “O el triple, quién sabe”, responde uno de ellos. “Para que te hagas una idea de por qué no podemos hablar, hace un par de años la asociación de Barcelona nos invitó a un concierto, la Policía hizo una redada, nos registraron a todos y me ha llegado una carta de que estoy acusada de asociación ilícita como máxima dirigente de banda criminal”, dice Queen Golden.
“De cara a la sociedad es la asociación”. Aunque aseguran que nada de lo que hacen en la parte “secreta” se contradice con sus proyectos públicos, es más fácil que esa sea su carta de presentación para hacer actividades de inclusión, deportivas o reparto de comida. Si se presentaran solo como Latin Kings serían rechazados.
De puertas para adentro, la Nación, tiene su estructura. “Como una familia”, se reúnen para celebrar cumpleaños, interesarse unos por otros, comer y, antes, rezar sus propias oraciones, que, igual que los reglamentos y los códigos, están reservadas a los iniciados. También su símbolo, la corona de cinco puntas que dibujan con los dedos para saludarse o que llevan tatuada.
A partir de la coronación, queda claro que el comportamiento individual del nuevo rey o reina compromete a todo el grupo. Frente a todo lo que se lee y se dice, juran y perjuran que no hay ritos violentos. “Es una prueba contra ti mismo, porque tienes que cambiar tu estilo de vida. Cuando entré aquí consumía drogas, estaba mal, en la calle, y en la Nación está totalmente prohibido consumir drogas, robar”, dice King Templao, que confiesa que llegó a plantearse qué iba a hacer si, como contaban, alguien le pedía un acto violento para convertirse en rey. “Y si me piden que mate a alguien, ¿qué hago?”, se preguntaba. Sus dudas no iban muy desencaminadas. La pregunta que más hacen los chicos que se les acercan a ellos es “¿a quién tengo que matar?”. La más frecuente entre las chicas, “¿con quién me tengo que acostar?”, comentan asombrados. “Somos una familia, ¿cómo vas a dar la bienvenida a una familia con una paliza? No cuadra”, dice QueenGolden a quien, igual que a King Templao y King Zico, le encantaría que su hija también sea reina cuando le llegue el momento. Todos están convencidos de que también lo harán los suyos. Son conscientes de que la violencia es una de las señas de identidad que les atribuyen los expertos y la Policía. Pero niegan la existencia de la ALKN, considerada la facción más violenta de los Latin Kings, presente en la Comunidad Valenciana y desactivada hace dos años. “No existe. Es mentira de gente que se pone paranoica”.
Insisten en que cuando se habla de actos violentos no son ellos quienes los protagonizan. También rechazan calificar de enfrentamiento entre bandas las peleas que se pueden dar en una discoteca, entre gente joven y que ha bebido. Ocurre, dicen, como puede pasar entre personas que no pertenecen a ninguna pandilla. “Si se han metido cuatro de aquí se van a meter cuatro del otro lado porque nosotros somos hermanos. Ella es mi hermana y si la están tocando a mí me costaría mucho dejar que la estén pegando, más si tengo 15 o 16 años y estoy borracha”, dice Queen Golden. Por otra parte, están los “fanáticos” de los Latin Kings, que sin haber pasado por el proceso que marcan los cánones ni cumplir las reglas, se visten con ropa amarilla y negra, “hacen cuatro babosadas y le echan la culpa a los que estamos luchando todos los días para cambiar la mala imagen y el mal nombre”, lamenta King Templao. También creen que hay manzanas podridas dentro, reyes y reinas que llegaron a España desde países más violentos y que, una vez aquí no cambiaron el chip y hoy siguen dentro más por amistad con otros reyes y reinas que por que cumplan las normas.
Después de lo ocurrido en Madrid y de que su nombre volviera a aparecer, ahora esperan que las aguas se calmen de nuevo. Mientras, esperan una reunión con la nueva corporación municipal para dar un nuevo impulso a la asociación. A más grandes rasgos, a Arturo le gustaría que los Latin Kings fueran tan aceptados en España como lo son ahora en Ecuador, donde han sido reconocidos como corporación, tienen acceso a créditos y formación y el presidente, Rafael Correa, los compara con los boys scouts.
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