Ya no respetamos ni a Rusia
Todavía no había acabado Tillo de tirar los cuetes del 3-0 a Rusia, que los celebramos más que cuando Franco, y ya me entró un semeese urgente de El Tumbao (ET) indignado: “¿Cómo le hacemos esto a los hermanos rusos?, un pueblo culto y trabajador que nos marcó el camino del progreso, como bien dijiste ante don Alejandro”.
Me extrañó el asunto hasta que me explicó Farraperas (FP). “Es que le pilló el tema muy metido en arena, acantonado en un bar de luces coloradas de Benavente con una señorita que fuma, rusa para más señas, y dice que es un portento de cultura, saber estar, idiomas. Le dolió cada gol como cuando el gocho coge fiebres terminales”.
Eso es otra cosa, por eso recordaba el asunto de cuando éramos monaguillos, por los años 60 del otro siglo, y don Alejandro en un signo de aperturismo post conciliar decía que lleváramos peticiones espontáneas para hacer en el ofertorio. Mael el de la tienda me escribió una que recité con orgullo de monaguillo enfervorizado: “Te pedimos por nuestros gobernantes, para que sean tan listos como los de Rusia, que pusieron calefacción en las calles”.
Todavía me duele el hostiazo.
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