Y el César llegó a Astúrica
Con la llegada de Josefus Orologius I se inician días de juegos, fiesta y lucha por la tierra
Álvaro F. Sutil Astorga
El César Josefus Orologius I, hijo y nieto de emperadores, Señor de Roma, Águila Guerrera de Occidente, ya está en Asturica Augusta. Él y su séquito de patricios, consejeros, sirvientes, centuriones y legionarios han venido a conquistar el último terreno del Imperio, el último bastión aún libre de las garras de Roma, la última esperanza celta. Pero como buenos conquistadores y sobre todo amantes de lo epicúreo, primero han querido presentarse como los grandes benefactores de la tierra, ofreciendo juegos, placer y nuevas riquezas. El caudillo Sebius, máximo responsable de la tribu Astur, no ha caído en las redes itálicas y solo ha pedido una cosa, la cabeza del César en una bandeja, aunque no sea de plata.
Ayer, sobre las 21:30 horas, el emperador romano llegaba a la Plaza Mayor de la ciudad acompañado de un gran séquito. Los astures profanaban insultos, que él contestaba displicente con un saludo. Aún no era tiempo para la contienda. En su discurso de inicio, Josefus ofreció a sus enemigos bonanza económica, amistad provechosa para ambos, modernización en todas las artes, las infraestructuras. Una vida mejor para todos, aunque eso sí, bajo el dominio magnánimo de Roma.
Los astures, asentados ya en el parque del Melgar esperando la batalla de hoy, no piensan en nada que no sea expulsar al ejército opresor de las tierras hispanas.
Unas horas antes, hacia el mediodía, un embajador del César, junto con el líder de los nativos, inauguró el mercado astur-romano, o la ‘fora’ que dirían los latinos. Todo tipo de productos de ambos bandos están a la venta en dicho mercado, emplazado en la plaza Santocildes y la plaza Arquitecto Gaudí.
Como antes se menciona, a pesar de la grandiosidad de la venida de Josefus Orologius, su guardia pretoriana y toda su parafernalia, la vida en el campamento celta sigue su curso. Las mujeres cuidan a sus guerreros, los más pequeños practican el arte de las armas para un futuro no tan lejano, y hasta se celebran bodas. Así, la tribu Saldanici y los Selini, organizaron ayer desde las 23:30 horas la III Boda Astur, que se desarrolló en el parque del Melgar. Los jóvenes Ainoa y Bali unieron sus almas ante la Tierra, el Aire, el Fuego y el Agua. Además, los protagonistas tuvieron que someterse a otros cuatro ritos más, para garantizar su felicidad eterna.
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