El ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero, camino del desván de la historia, parece haberse caído ahora del caballo, como le ocurriera hace dos mil años a Pablo de Tarso, camino de Damasco. Ha concedido una entrevista de 25 minutos de duración a la cadena de televisión catarí Al Jazeera en la que admite –mejor tarde que nunca, aunque ya no sirva para nada- que “si hubiéramos ahorrado más y tomado prestado menos del exterior, habríamos sufrido menos”.
El más que sorprendente reconocimiento de culpa de Zapatero llegó el sábado 16 –cuando la cadena de televisión árabe emitió la entrevista-, en vísperas de las elecciones griegas más dramáticas para la estabilidad del euro, pero sobre todo al día siguiente de que el Banco de España publicara que la deuda total de las administraciones públicas había alcanzado, a finales del primer trimestre de 2012, la cantidad de 774.549,3 millones de euros, lo que representa el 72,1% del PIB, el porcentaje más alto desde nada menos que 1913, si hace 99 años.
El ex presidente Zapatero grabó la entrevista por anticipado y no podía saber que su emisión coincidiría con la publicación de los datos de una deuda, de la que es responsable por lo menos de la mitad. A principios de 2008, antes de las segundas elecciones que ganó el PSOE de Zapatero, la deuda pública española era de 377.917 millones de euros, que equivalía al 35,5% de PIB, el porcentaje más bajo desde finales de los años 80 del siglo pasado. Desde entonces, y en tan solo cuatro años 2008-2012, los gobiernos de Zapatero duplicaron la deuda pública española, que ha crecido en casi 400.000 millones desde entonces. Fue la receta de Zapatero y de sus ministros Pedro Solbes y Elena Salgado para luchar contra una crisis que negaron al principio y durante demasiado tiempo, como ahora el PP de Rajoy niega el rescate bancario.
Los resultados de la política de endeudamiento de Zapatero, destinada a fomentar la actividad y a financiar prestaciones, no solo no fueron positivos, sino que se saldaron con fracaso estrepitoso y las consecuencias dramáticas de poner a España contra las cuereas en los mercados. Los datos son elocuentes: desde finales de 2007 hasta principios de 2012, el endeudamiento española aumentó en esos casi 400.000 millones de euros. El año 2007 terminó con 1.927.000 parados, el 8,06% de la población activa. Cuatro años después, 2011 concluyó con 5.273.000 millones de desempleados, el 24% de la población activa, o lo que es lo mismo 3.346.000 personas menos tenían empleo. En resumen, mucho más paro y mucha más deuda. Es decir, el aumento de la deuda no solo no mejoró nada, sino que empeoró la situación. Y ahora volverá a empeorar cuando España reciba otros 100.000 millones adicionales de deuda para financiar los bancos con problemas.
Zapatero, cuando ya no tiene remedio, parece haberse dado cuenta de su error, a juzgar por lo que ha declarado a Al Jazeera. El ex presidente poco más puede hacer. Pablo de Tarso, San Pablo, tras caerse de caballo camino de Damasco, consagró toda su vida a predicar el mensaje de Jesús, el mismo que combatía hasta su percance ecuestre. Zapatero también tiene la oportunidad de dedicar una parte de su tiempo a explicar a sus antiguos seguidores –y a todo el que quiera oírle- que las políticas asentadas en el endeudamiento conducen a la catástrofe. Sin embargo, no está claro que vaya a hacerlo. España, mientras tanto, camina con paso decidido hacia una crisis descomunal de deuda.
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