El Barça actual empezó a gestarse hace 38 años. El 28 de octubre de 1973 debutó Johan Cruyff con la zamarra azulgrana ante el Granada y activó un club con urgencias. Hoy, el legado futbolístico del holandés volador perdura en un Barça exitoso, con Messi como icono mundial, que ayer ganó otra vez al Granada con un gol prodigioso de Xavi, director de la sinfonía barcelonista.

Xavi, cerebro privilegiado del equipo de Pep Guardiola, resolvió un partido que controló pero no supo liquidar hasta el final el grupo azulgrana. Una rosca muy sutil del centrocampista el día que superó a Migueli (392 partidos) en la Liga premió a un Barça con mucho control y poca pegada. A un Barça que marcó 23 goles en los primeros seis partidos y sólo cuatro en los últimos tres.

El Barça es, ahora, un equipo más terrenal, menos mágico. Nadie se atreve a desafiarle el dominio del balón, pero al grupo de Guardiola le falta profundidad y resolución. Y Messi, el futbolista más genial e imprevisible, parece reservar su mejor repertorio para citas más exigentes. En Granada exhibió algunos destellos, pero tampoco pudo batir a Roberto. Y, tan habituado el barcelonismo a la excelencia del astro argentino, parece un drama que encadene ya tres partidos sin marcar.

Motor diésel

Encoge Messi, pero emerge Xavi en un Barça con muchos recursos y, hoy, inconcebible sin la destreza y clarividencia de su organizador. A sus 31 años, Xavi es infalible y más decisivo que nunca. En la actual temporada, suma ya cuatro goles en la Liga y ha participado en todos los partidos. Su motor diésel nunca se gripa.

Xavi, como Messi, es intocable. Es la eterna referencia de un Barça ahora más pragmático. El Granada, aguerrido y competitivo, supo aguantar las embestidas del campeón, pero nada pudo hacer para abortar la última genialidad de un futbolista al que Guardiola ha definido como el mejor centrocampista de la historia del Barça.

Incómodo en el campo, el Barça no tuvo excesivos problemas para manejar el partido tras el gol de Xavi. No pasó por situaciones complicadas ante un Granada que acusó la expulsión de Jaime en los inicios de la segunda parte y que acabó con nueve jugadores (Dani Benítez fue expulsado en el tiempo de prolongación).

El partido de ayer en Granada también será recordado por la titularidad de Cuenca, último valor de la prolífica cantera del Barça, uno de los signos de identidad más admirados del club que, hace 38 años, cambió Cruyff.