Va pasando este 2008 a golpe de crisis y eso hace que el recuerdo de la Guerra de la Independencia, vaya quedando un tanto deslavazado y más en León, aunque podemos salir fuera de este nuestro ombligo y acudir a Madrid, donde se vive de un modo más intenso.
Permanece en el Museo Naval, en el Paseo del Prado, a un paso del museo del mismo nombre, una magnífica exposición sobre la Marina y la Guerra de Independencia, compartiendo sitio con otra mini exposición sobre los 20 años de la mujer en las Fuerzas Armadas. Da en pensar.
Más que en pensar da, el que esta conjunción de fechas lleve a la ministra del ramo a descubrir la pólvora de la mujer y la milicia. Se puso a pensar y ¡zas!, dio con el problema del ejército español: los uniformes y su adecuación al cuerpo de la mujer.
¡El gran logro, una mujer ministra de Defensa!, esto en cualquier país ya ha pasado y mucho más. Son primeras ministras, jefes de gabinete, de Estado… Pero es que ni aquí ha sido el pasmo ni el parto de los montes.
Este ha sido siempre un país con mujeres de armas tomar. Por no hablar de otra catalana, Agustina de Aragón, podríamos hacerlo de la condesa de Bureta o de las que Goya dibuja en sus Desastres de la Guerra, con el niño en brazos atacando al francés, o del grupo de mujeres en las Salesas, o de una de las dos piezas de artillería que en la calle, delante del cuartel de Monteleón, fue atendida por mujeres.
Mujer fue la que mató al general Legrand en la calle Barquillo de un certero testarazo. Mujer y no sólo barrio, fue Manuela Malasaña. Mujeres eran las que llevaban agua para refrescar los cañones en la batalla de Bailén y mujeres fueron las fusiladas en toda España por oponerse al invasor.
Con el bagaje anteriormente expuesto, es seguro lo que piensan de esto las mujeres que, por mérito, son comandante médico, capitán del Ejército del Aire, teniente de Navío, sargento, cabo, marinero, o soldado. ¡Que su problema es el uniforme! Lo dicho, de minué y barbilindos. Se lo diseñará la vicepresidenta mientras las da clases de baile y las enseña a hablar la Aído. ¡La Sección Femenina!