Vuelve el laberinto de maíz gigante
El maizal estrena diseño este año, basado en ‘Las ruinas circulares’
L.C. León
Un año más, como viene siendo habitual desde 2002, vuelve a estar abierto el Laberinto de maíz en el Camino de Santiago, sito entre Villares de Órbigo y Santibáñez de Valdeiglesias, en la ribera del Órbigo. Y lo hace con un nuevo diseño y nuevo título, ‘Las ruinas circulares’.
El título del famoso cuento de Jorge Luis Borges sirve de homenaje a este genial creador de mundos y sueños, de lugares, objetos y seres perdidos y olvidados, de paradojas y destinos entrecruzados en el tiempo y el espacio que habita esa peculiar especie que se proclama humana a sí misma. Borges siempre manifestó su interés y pasión por los laberintos que hacían de la vida un juego inquietante y peligroso en el que cualquiera podría perderlo todo, o perderse a sí mismo.
En su cuento Borges presenta a un ‘hombre gris’ que recala en un templo arruinado, olvidado entre la maleza, para llevar a cabo un ‘proyecto mágico’: soñar a un hombre; crearlo, imitando a los dioses. Este hombre procedente de tierras extrañas, como tantos peregrinos que surcan el Camino de Santiago, hablaba el desconocido idioma ‘zend’. El diseño de este Laberinto de Maíz 2008 reproduce el plano de ese templo olvidado y perdido. Sus calles son los restos de sus pasillos, salas y estancias, casi devoradas por la vegetación, cercadas por las hileras de plantas de maíz altísimas y frondosas entre las que no sabemos qué se esconde, o si en esa maraña habitan criaturas que nos observan y siguen mientras intentamos encontrar la salida de ese mundo vegetal.
En el centro del Laberinto hay un redondel al que es muy difícil acceder, pues está realmente escondido y para llegar a él hay que girar y girar, y elegir entre opciones casi iguales: es como descubrir el código de una caja fuerte escuchando el desplazamiento de los engranajes de su rueda. Quienes lo han logrado saben que, en ese espacio circular vacío, descansa un gran tronco de madera decorado con extraños signos pintados de vivos colores que parecen querer decir algo.
En la, página web del laberinto (www.orbigo.org), los interesados encontrarán, con ayuda de los ‘guardianes del laberinto’, pistas para descifrar la inscripción del tronco parlante; consejos para prepararse adecuadamente para la visita al laberinto; historias, anécdotas, e imágenes de este maizal-laberinto leonés; y el procedimiento y forma de contacto para concertar su visita antes de que desaparezca. También pueden informarse en el teléfono 625 525 207 o reservar en el 625 524 030 y hasta concertar un vuelo sobre el laberinto.
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