Voto de villa
El día de San Roque, a paso ligero y a ritmo de tamboril, acompañamos la imagen de San Roque desde la iglesia de San Pedro hasta la basílica de la Encina, contando con la presenciadel Sr. Alcalde y otros miembros de la Corporación. Estaba lloviendo y algunos, inconscientemente, pensábamos utilizar el paraguas, mientras que un monaguillo llevaba preparado un plástico para cubrir el santo, si no paraba la lluvia. Alguien nos dijo que teníamos poca fe, y decidimos salir sin paraguas. Ciertamente no hizo falta. Una año más, desde hace cuatrocientos años, el Ayuntamiento ponferradino ha sido fiel a la promesa con carácter de perpetuidad de sacar en procesión al santo patrono abogado contra la peste por su eficaz intercesión ante la plaga que por entonces amenazaba a Ponferrada. Tras la celebración de la misa en la Encina, volvió la imagen a San Pedro y allí se repartieron las famosas uvas de San Roque.
No cabe duda que el cumplimiento de esta tradición popular en lo que ahora ya no es un pueblo pequeño, sino una ciudad centenaria, tiene un encanto especial. No se hace como una carga pesada, sino de manera distendida y jovial. ¿Se atrevería algún político algún día, en nombre del laicismo reinante, a dejar de cumplir esta promesa? Supongamos que sí. Puede parecer una tontería, pero eso sería hacer un flaco favor a Ponferrada, haciéndolainfiel a la palabra dada, aunque sea por sus antepasados. Puesbien, de alguna manera quienes están poniendo todos los medios por eliminar de nuestra sociedad algo tan genuino como la fe heredada de los antepasados, están cayendo en la misma torpeza. Lo malo es que el pueblo, renunciando a su dignidad, lo consiente.
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