Victoria y buena actitud
jorge muñoa (efe) / pekín
Los jugadores de Estados Unidos parecen haber entendido el mensaje recibido en las últimas competiciones internacionales. Saben que no recuperarán el trono perdido y se llevarán la medalla de oro sin esforzarse, y, gracias a una buena actitud frente a Angola, añadieron ayer el segundo partido ganado a su lista de triunfos en Pekín 2008, sin más apuros que los lógicos de una competición tan exigente.
El torneo olímpico de Pekín, pese a que el encuentro de los norteamericanos era sencillo sobre el papel, un auténtico envite de guante blanco (como quedó demostrado también por las 17 faltas personales entre los dos equipo, muy pocas), está tomando un cariz que, en cierto sentido, da miedo, porque no hay combinado que pueda sentirse a salvo de salir un día de la Villa Olímpica con dirección al pabellón de Wukesong -salvo los propios estadounidenses, que se alojan fuera de la residencia de atletas- y regresar con una derrota en la mochila.
España pasó las de Caín para remontar ante China y no pudo ganar hasta la prórroga de un partido asfixiante. En cuanto a los hombres de Mike Krzyzewsky, tampoco tuvieron un camino de rosas frente a Angola, el campeón de África, aunque ni mucho menos sufrieron las complicaciones que atravesó la ‘roja’, el rival al que todos quieren ver el próximo sábado frente a los norteamericanos. Es, ahora mismo, el partido de Pekín 2008. Las cotizadas entradas, por supuesto, se agotaron hace un siglo.
La resistencia de los adversarios se quebró en el tercer cuarto, pero hasta entonces habían deparado fases muy interesantes dentro del duelo.
El secreto de la resistencia, que incluso les permitió remontar parciales desfavorables que amenazaron con fulminarles a las primeras de cambio, es que Angola no bajó los brazos, nunca dejó de confiar en el baloncesto que juega, o sea, que se movió por la pista sin mirar el marcador. Salió a competir y lo hizo. Sin más. Alto acierto. Estados Unidos habría encontrado problemas más serios de no ser porque alcanzó pronto un 21-33 (m. 12), con un 90% de acierto en los tiros de dos (nueve de 10), reforzado por las nueve pérdidas de balón que los rivales acumulaban ya en ese instantes. Pero, cuando el bloque de ‘Coach K’ bajó la producción, algo que era inevitable, el acercamiento de la selección de Alberto Carvalho llegó de inmediato (32-37).
Puede que el espinoso choque que España había ganado por los pelos poco antes contra los chinos contribuyera a poner en guardia a los norteamericanos. Aunque la verdad es que se detecta una aproximación al campeonato bastante diferente a la que la formación exhibió en el Mundial de Japón 2006 y los Juegos de Atenas 2004. Al menos, parece claro que la plantilla va a darlo todo para obtener el botín que ha venido a buscar.
La aproximación africana fue inmediatamente contrarrestada con un parcial de 0-10 (32-49), y, además, Estados Unidos continuó en guardia hasta cerrar de manera definitiva el segundo compromiso olímpico con diferencias en torno a la treintena de puntos.
A partir de ahí, y al observar que el triunfo no corría peligro, su ritmo descendió un poco, y Angola maquilló el marcador.
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