Velvet Underground: 40 años sin ellos y cuatro libros
El sector editorial celebra el aniversario de la desaparición del grupo de Warhol
Imagen del famoso plátano diseñado en 1967 por Warhol para la portada del primer disco del grupo.
Archivo ADN
Cuando John Philips creó el himno para el Verano del Amor en el Festival de Monterrey, cuando para ir a San Francisco, era necesario prenderse una flor en el pelo, ellos representaban el lado oscuro, el subterráneo urbano en lugar del sol y la naturaleza. Entre tanta flor inofensiva, eran ‘Las flores del mal’ que inocularon la modernidad literaria, la de Baudelaire, en eso del ‘rock and roll’.
Cuatro décadas después de separarse en 1970, el discurso de la Velvet Underground sigue más vigente que nunca. Como una bomba que detona al cabo de un tiempo y esparce metralla en muchos campos, la banda apadrinada por el gurú del Pop Art Andy Warhol significa mucho más ahora que entonces.
Las razones de un culto
La modernidad de la Velvet Underground residía en su formato, en los temas literarios que trataban, en su puesta en escena y en su ambición de llevar la vanguardia al pop. Antes de la formación, algunos de sus músicos, como John Cale, vivían en las comunas de músicos de vanguardia como La Monte Young, que podían estar días y días sosteniendo una nota por turnos y comiendo sólo copos de avena baratos.
El genio musical de Cale, la visión propagandística de Warhol, la vocación literaria de Lou Reed, la imagen de la supermodelo germana Nico o la batería atípica de Maureen Tucker, esa brillante estrella del rock fea que años después viviría en la pobreza.
La Velvet Underground, nombre extraído de un libro sadomasoquista, hizo pop desde un sitio como la Factory, el estudio de Warhol. Así que, de paso, fueron los primeros en unir disciplinas: música para las películas underground del artista, giras con bailarines con látigos y proyecciones psicodélicas -su ‘show’ Exploding Plastic Inevitable-, sus letras sobre las drogas duras que los hermanaban con la literatura ‘beat’ más arriesgada, su ‘look’ de cuero negro y traje blanco y sus relaciones con los creadores de moda más irreverentes. Su estatus de dioses del ‘underground’ neoyorquino, que arrebató a Londres el centro neurálgico pop del mismo modo que antes París había sido desbancada como epicentro del arte en detrimento de la Gran Manzana.
Los rastros de esos aspectos de un fenómeno artístico tan poliédrico se pueden seguir con los cuatro libros que ahora se editan sobre la banda.
Dos de ellos, y de mucho interés, lanzados en España. Por un lado, Discos Crudos sirve la reedición del primer gran libro sobre el grupo, escrito en 1982 por testigos directos, ‘Uptight’, de Victor Bockris y Gerard Malanga, con un prólogo inédito del primero.
Munster lanza Feedback: ‘The Velvet Underground legend, truth’, en el que el periodista español Ignacio Julià ensalza o desmitifica a sus miembros con entrevistas exclusivas -traducido ahora para el mercado anglosajón-. Por último, New York Art, de Johan Kugelberg, y ‘White light/White heat’, de Richie Unterberger, arrojan más luz sobre una de las bandas más oscuras, e influyentes, de la historia del rock.
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