Unidos en la adversidad
Los candidatos olvidan por unas horas sus rencillas para centrarse en la crisis económica y celebrarán esta noche su primer debate televisivo
L.H. (Fax Press) Washington
Los aspirantes a la Casa Blanca, el republicano John McCain y el demócrata Barack Obama, emitieron ayer una declaración conjunta que insta a resolver la crisis financiera de manera bipartidista. “El pueblo estadounidense afronta momentos de crisis. No importa cómo empezó, todos tenemos la responsabilidad de abordarlo y restaurar la confianza en nuestra economía”, dice el texto.
Ante el peligro de perder “los trabajos, ahorros y prosperidad del pueblo norteamericano”, los candidatos insisten en que es el momento de unir a “demócratas y republicanos en una operación para el bien común”. Con este espíritu, los aspirantes a suceder a George W. Bush se reunieron ayer en la Casa Blanca para buscar una solución, aunque la política ya jugó un papel importante en el tira y afloja entre ellos en busca del apoyo del electorado.
McCain, por ejemplo, canceló todos los actos de su campaña para concentrarse en el plan de rescate financiero y pidió que se retrasara el debate de hoy.
La campaña del senador de Arizona, incluso, propuso posponer el encuentro para el 2 de octubre, cuando está previsto el cara a cara vicepresidencial entre el demócrata Joe Biden y la republicana Sarah Palin en St. Louis.
Obama, sin embargo, rechazó la petición de su contrincante. “Ahora es más importante que nunca que los estadounidenses escuchen los planes de la persona que, dentro de unos 40 días, será responsable de lidiar con este desastre”, declaró el senador por Illinois en una conferencia ante los medios de comunicación.
Finalmente, la Comisión de Debates Presidenciales no dio visto bueno a la propuesta del aspirante republicano y la cita se celebrará esta noche, a las 03,00 de la madrugada del sábado hora española, tal y como estaba previsto
“Nuestra misión es proporcionar un foro en el que el los ciudadanos norteamericanos tengan la oportunidad de oír a los candidatos a la Presidencia debatir asuntos importantes que afronta la nación. Creemos que el público recibirá un buen servicio llevando adelante todos los encuentros según lo previsto”, manifestó la asamblea en un comunicado.
La petición del aspirante republicano causó gran controversia entre los comentaristas políticos norteamericanos. Algunos, como David Letterman, lo criticaron duramente. “¿Qué va a hacer si es electo? ¡¿Va a suspender su presidencia?!”, bromeó en televisión.
Para los demócratas, además, la petición de McCain es claramente una estrategia política en un momento en el que las encuestas de opinión señalan que la crisis económica le ha dado un impulso a la candidatura de Obama.
Según un sondeo publicado el pasado miércoles por The Washington Post y la cadena ABC, un 52 por ciento de los potenciales electores se inclina ahora por el aspirante presidencial demócrata, contra un 43 por ciento a favor del republicano McCain.
Esta encuesta demuestra que la economía será la prioridad de los ciudadanos a la hora de acudir a las urnas y, en este sentido, un 53 por ciento de los norteamericanos dijo que confía más en la respuesta del demócrata al problema, contra 39 por ciento que apostó por su contrincante.
Pese a estas acusaciones, la campaña de John McCain insistió en que, al pedir el aplazamiento del debate, solo intentó demostrar el interés del senador de Arizona por solucionar el problema. El mismo candidato dijo que, “si no actuamos inmediatamente, cada esquina de nuestro país se verá afectada por la crisis”.
Para intentar poner freno a la depresión financiera que atraviesa al país, el Congreso estadounidense analizó ayer una propuesta del Gobierno del presidente, George W. Bush, para inyectar unos 700.000 millones de dólares al país, que permitiría adquirir los activos basura en manos de la banca y así salvarlos de la bancarrota. A este respecto, tanto Obama como McCain expresaron la urgencia para llegar a un documento de consenso que sea beneficioso para todo el pueblo norteamericano. Al cierre de esta edición, la Cámara Baja había firmado un principio de acuerdo, que ahora debe ser ratificado.
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