Se atreven con todo porque no tienen nada que perder.La nueva tongada de cómicas que copan las cadenas de televisión y los teatros estadounidenses rompe moldes porque se ríe hasta de su sombra y nunca se muerde la lengua, ni siquiera con temas espinosos como el de los abusos sexuales.

Sarah Silverman, Whitney Cummings, Phoebe Robinson y Tina Fey forman parte de esa selección que está aportando nuevos motivos para reírse. Porque ellas juegan con ventaja.

La estrategia es milenaria y conocida por todos: por ejemplo, cuando en el colegio criticábamos a nuestra madre para hacer reír a los otros, eso estaba bien. Pero cuando el resto se burlaba de la que nos hacía los bocadillos de Nocilla, entonces las sonrisas se congelaban.

Binomio peligroso

Algo así pasa con esta nueva oleada de humoristas femeninas, porque ellas pueden bromear sobre según qué temas desde su condición de mujeres. Una de las primeras que se atrevió a experimentar e ir más allá de lo que se les permitía a los hombres con el binomio abusos sexuales y humor fue Sarah Silverman.

Ellos, como mucho, pueden bromear sobre jabones que se caen en duchas carcelarias muy concurridas.Otra comedianta que también se recrea con los temas sexuales es Whitney Cummings, que en su serie 2 Broke Girls incluye algunos chistes sobre violaciones. Levantaron polémica, cierto, pero muchísima menos que si hubiesen sido ocurrencia de un hombre.

Sin miedo a no gustar

Otra que explota en el stand-up comedy el filón de las guarreridas, que diría Chiquito,  es Phoebe Robinson. Uno de sus chistes más aplaudidos es: “Cuando miro una película y sale un violador buenorro, pienso en la chica y me pregunto: ‘¿De qué te quejas?'”.Robinson, en todo caso, es más dada a reírse de las redes sociales: “Me alegro de estar aquí esta noche, y no diciendo estupideces por Facebook”, dice al empezar su show.

Menos revulsiva pero igual de ácida y controvertida es Tina Fey con sus imitaciones de Sarah Palin. La cadena PBS censuró a Fey cuando dijo que la candidatura de Palin era una gran noticia para todas las mujeres “a no ser que creyeran en el progreso”.