Una mosca… cojonera
El polémico artista de origen lacianiego vuelve a obsequiar a sus paisanos con un ciclo de música
Fulgencio Fernández Villablino
Sus frases siempre son tan contundentes como sus verdades. “Hoy parece que los grandes artistas son peluqueros y costureros que acuden a lapasarela Cibeles”, decía no hace mucho, en una época en la que también mantenía una agria polémica con el Musac de León, “a cuyo director tengo el gusto de no conocer”. Pero no es nada nuevo en él, en el blanco de sus dardos han estado desde los todopoderosos Churchill, Franco y todos los dictadores a nombres incuestionables del mundo del arte, como Miró o Dalí.
La censura franquista le retiró el pasaporte, se fue a París y unaexposición de 1963, fue clausurada por orden gubernativa. “Es evidente que no podía caer bien un cuadro de Franco vestido de torero, por mucho que fueramos la España de peineta y pandereta”. Su respuesta no se hizo esperar y cuando participó en París en una colectiva de carácter ‘oficial’envió cuatro cuadros, retratos satíricos de cuatro dictadores: Franco, Hitler, Mussolini y Salazar. “El incidente se resolvió con una protesta del Gobierno español y tapando las banderas que acompañaban a los controvertidos cuadros”. (ver foto de esta página).
Jamás ha callado su verdad este artista de origen lacianiego aunque nacido en Madrid en 1937. Finalizó la carrera de periodismo, fue caricaturista y después ya se centró en el mundo del arte, aunque también es autor de varios libros. Fue crítico con los pintores abstractos y lo sigue siendo en la actualidad con otras modas. “Se han creído que el arte del siglo XX es la arquitectura y los responsables políticos encargan edificios que no saben para qué los quieren. Yo suscribo la idea de que se recupere la pena de muerte especial para arquitectos”. Frases como esta última son las que le han convertido en una mosca cojonera, algo que ‘hace juego’ con la última polémica que ha mantenido precisamente en León, la de las ‘moscas’ de Puerta Castillo.
Siempre había dicho que hay “un antes y un después” en su obra coincidiendo con el regreso a España en los 80. Pero hacia el año 2000 regresó a Robles de Laciana, arregló la casona familiar que fundó su bisabuela, pasó allí largas temporadas y arranca una nueva etapa. “Se produjo el redescubrimiento de la naturaleza y el retorno al paisaje de la infancia. León ha supuesto un contacto muy fuerte con la naturaleza y las piedras y un acercamiento al mundo mitológico, antiguo y arcaico”.
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