Una leyenda en activo
Verónica Valverde formó parte de la primera plantilla de la historia del Cleba
Jesús Coca León
Hace seis años abandonó su casa para irse a probar suerte y a pelear por títulos a los mejores equipos de España. En su zurrón tiene una Copa de la Reina, pero también finales y participaciones europeas, que la convierten una vez retirada Soraya, en la mejor leonesa del balonmano femenino aún en activo. Un curriculum de lujo, pero que no quita para que ahora mismo sea una pequeña desconocida en su ciudad natal. Es Verónica Valverde, una de las jugadoras que formaron parte de la primera plantilla de la historia del Cleba, cuando Deleba y Atlético León se fusionaron para dar vida al club; y que también estuvo presente en el primer ascenso leonés a División de Honor.
Del entonces humilde Cleba se fue al potente Sagunto, donde sólo estuvo un año antes de irse a su actual club, el Bera Bera, en el que cumplirá ahora su quinta temporada. Apura los días que le quedan antes de incorporarse a la pretemporada en su casa, en León,aunque sin dejar de trabajar tampoco en vacaciones. Y es que durante este mes, el gimnasio de Navatejera tiene dos invitadas fieles a su cita cuando dan las 11 de la mañana. Allí acude todos los días Verónica Valverde, que ha encontrado como compañera de fatigas a su relevo en el Cleba, Raquel Caño.
Extremo izquierdo de esas que levantan a la grada, por su completa entrega pero también su calidad a la hora de definir, Verónicarecuerda con cierta nostalgia cómo ha cambiado el balonmano en León desde que ella salió: “Antes siempre estábamos ahí abajo, y ahora da gusto ver que el Cleba es de los equipos contra los que temes jugar. Aunque no esté yo, me hace mucha ilusión, porque las conozco a casi todas y al fin y al cabo yo vi crearse y crecer al equipo”.Sin embargo, aunque reconoce que “en casa siempre se está mejor”, no ve nada claro lo de hacer de ‘hija pródiga’ y acabar retirándose aquí: “En San Sebastián estoy muy bien y deportivamente el nivel es muy grande. No sé si volveré, ahora mismo no me lo planteo, a ver si aguanto los dos años que me quedan en San Sebastián, y después si mi cuerpo y mis rodillas me dejan… pero soy consciente de que ya me queda poco de carrera”.
Esa joven ‘chiquilla’ que debutaba en la elite en León era ídolo de las que empezaba: “De pequeña iba a los partidos para ver a Vero, y cuando jugaba quería hacerlo como ella. Era un referente para las jóvenes que íbamos subiendo al primer equipo”, apunta Raquel Caño, que coincidió y aprendió de ella dos temporadas antes de que Verónica saliera hacia Valencia. A pesar de ser en cierto modo ídolo, y de que fue seis veces internacional junior, la espina de no haber estado en la selección absoluta es algo que siempre estará ahí: “Hubo un tiempo en que sí pensabas: ‘ a ver si tengo la suerte de que me llamen’, pero a estas alturas sería ya una ‘supersorpresa’, lo veo como algo imposible”.
Su raza se demuestra con sólo decir que lleva las dos últimas temporadas jugando con el ligamento cruzado roto. Algo que no ha sido nuevo para la leonesa, que ha tenido que ser intervenida de su rodilla en tres ocasiones: “sin duda eso ha sido lo peor de mi carrera, las lesiones”.
Eso sí, tantos años al máximo nivel no quitan para que: “A mi no me conozca nadie. Algún autógrafo he firmado a niños y casi me daban ganas de pedirles que me firmaran uno ellos. En Dinamarca son divas, van fotos suyas pegadas en buses… pero en España esta es la situación del balonmano femenino. El gran problema y desde donde debería venir el cambio es desde la Federación”.
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