Una casualidad provechosa
Hace 18 años y por casualidad, después de que su padre practicara esgrima dentro del pentatlón aeronáutico militar, le picó el gusanillo de la espada a José Luis Abajo, un niño al que le habría gustado ser futbolista pero que estaba cansado de la natación. ‘Pirri’, como es conocido desde pequeño porque su abuelo le llamaba ‘Pirracas’, logró en Pekín 2008 alcanzar un sueño de bronce. El representante nacional demostró sus dotes muy pronto, gracias a su velocidad, su depurada técnica y su capacidad de concentración. Su trayectoria estaba jalonada por varios títulos nacionales y medallas en Europeos (subcampeón en 2000), Mundiales (plata por combinados en 2006), Juegos Mediterráneos y pruebas de la Copa del Mundo, pero eso no le bastaba. Quería aprovechar la oportunidad que se le presentaba y lo hizo. Sabía perfectamente lo que tenía que hacer en un asalto «a vida o muerte», como le dijo al Príncipe Felipe por teléfono, y no falló. Por Lucía, por su padre ya fallecido, por su madre, por su mujer, por su hermano… Por todos.
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