Un vuelo realmente pesado
El comportamiento diario de la avutarda resulta curioso, al igual que el de muchas otras especies de las que desconocemos casi todo. Según la Sociedad Espańola de Ornitología (SEO), durante la época de celo, los machos se agrupan en áreas de cortejo donde realizan extrańos movimientos realzados por una inusual postural del cuello, alas y cola. Además, en invierno se agrupan en grandes bandos que pueden superar más de un centenar de ejemplares.
La diferencia entre los machos y las hembras en muy notable, y mientras los primeros suelen pesar 15 kilos (aunque algunos han llegado hasta los 18), ellas no pasan de los 4 ó 5 kilos. Las hembras tienen además una coloración menos llamativa.
Los expertos afirman que la avutarda es una de las especies con mayor grado de dimorfismo sexual, que determinan no sólo diferencias entre machos y hembras en el comportamiento alimentario, sino también en su comportamiento reproductivo.
En este sentido, los machos desarrollan al final del invierno un plumaje muy llamativo que exhiben en primavera frente al resto de los machos del grupo. Por su parte, las hembras son más fieles a sus zonas natales y son casi dos veces más numerosas que los machos.
Según la SEO, hasta los ańos ochenta, la avutarda fue pieza cinegética, situación que provocó la desaparición de muchos núcleos de reproducción. Actualmente, las principales amenazas para la supervivencia de la avutarda son la expansión urbanística, la caza ilegal y la colisión con tendidos eléctricos.
Son precisamente estos últimos los causantes más importantes de la mortalidad no natural de la avutarda. Existen muchos puntos negros en Espańa, como es la Tierra de Campińas, donde hace ańos comenzaron a instalarse numerosos tendidos eléctricos particulares. Ante la gravedad de esta situación, la SEO y Bird Life proponen trabajar para buscar soluciones.
Por otra parte, recientemente la Junta de Castilla y León adquirió 218 hectáreas en cepa de las Lagunas de Villafáfila, en Zamora, para contribuir a la conservación de la población de la avutarda. El objetivo es mantener un mínimo de superficie de alfalfa de secano distribuida por las zonas de mayor querencia de la avutarda. Y es que esta cepa alberga la mayor población, con una densidad de 8 cabezas por kilómetro cuadrado. Si continúan los cambios en su hábitat estepario, se pondrá en peligro la supervivencia del ave.
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