Un ‘palo’ para el deporte español
Dos días después de que Samuel Sánchez situara al ciclismo español en lo más alto del podio en Pekín, completando las gestas de sus compañeros Carlos Sastre, Alberto Contador, Óscar Freire y Alejandro Valverde, la corredora Maribel Moreno ha mostrado la otra cara de la bicicleta, la del dopaje. La ciclista de Sabiñánigo se enfrenta ahora a una suspensión de dos años por consumo de EPO. Desde la eclosión de la “operación Puerto”, la trama de dopaje sanguíneo desarticulada por la Guardia Civil en 2004, España se ha granjeado críticas de medio mundo por una supuesta debilidad en la lucha contra el dopaje. Tras un inicio brillante de los Juegos Olímpicos, España no se merecía un jarro de agua fría así. El esfuerzo de muchos deportistas no puede empañarse por un caso aislado. Sin embargo, una vez más es necesario exigir que se redoblen los controles para que el deporte de elite sea limpio y más el ciclismo, que pese a los continuos sobresaltos sigue atrayendo a miles de aficionados. El secretario de Estado para el Deporte español, Jaime Lissavetzky, que encabeza la delegación española en China, pidió ayer a la ciclista que denuncie a sus cómplices para aplicarles “con toda la dureza la ley, si es posible con la inhabilitación o la cárcel”. Y es que detrás del dopaje hay también otros profesionales, ya no deportivos, que se lucran. Moreno dio positivo por EPO en un control por sorpresa al que la sometió el COI el pasado 31 de julio, a su llegada a Pekín para competir en las pruebas de ruta. Sin esperar el resultado, la ciclista ese mismo día regresó a España alegando “una crisis de ansiedad”. España puede lograr en Pekín un gran éxito. Hay que pasar página y ver que el deporte vale la pena.
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