Un avión ‘antipateras’
La Guardia Civil cuenta con un nuevo aparato, pionero en su género y dotado con las últimas tecnologías
A.G. Madrid
La combinación de la crisis económica con los tradicionales prejuicios de buena parte de la sociedad hacia la llegada masiva de inmigrantes convierte, una vez más, a los sin papeles en la principal víctima de las nuevas tendencias políticas del Gobierno, que ha pasado de abrir de par en par las puertas de España a restringir en todo lo posible la venida de nuevos extranjeros. Por más que casi ninguno de los seres humanos que intenta entrar en territorio patrio lo haga por avaricia o diversión, sino como respuesta al hambre que asola buena parte del mundo, lo cierto es que ni Occidente es el paraíso, ni los sistemas sociales europeos pueden permitirse, no al menos por ahora, la cobertura de millones de personas, que requieren educación, atención sanitaria y todos los demás beneficios del cada vez más precario Estado del Bienestar.
Por todo ello, el Ejecutivo del PSOE está decidido a poner coto al coladero de ilegales en que se han convertido las costas patrias y, en consecuencia, se dispone a intensificar la vigilancia, con el fin de interceptar a las pateras y cayucos antes siquiera de que lleguen a tierra.
El principal instrumento disuasorio, que también debería reducir en buena medida el número de tragedias que se producen en las aguas próximas al archipiélago canario, será un nuevo avión que el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, presentó hace pocos días en la madrileña base Aérea de Torrejón de Ardoz. El aparato, el primero de su clase y que será operado por la Guardia Civil se erigirá en la punta de lanza del Instituto Armado para luchar contra la inmigración ilegal, el narcotráfico, el contrabando y la contaminación marina.
La aeronave, que pronto estará acompañada por un segundo aparato gemelo, era una «vieja aspiración» de la Benemérita, y desde su base en Canarias permitirá ampliar la zona de patrulla y las horas de vigilancia de las costas gracias a sofisticados sistemas de detección, como cámaras de infrarrojos y ópticas de alta definición, grabación en vídeo, radares de 360 grados y comunicaciones vía satélite.
Su incorporación complementa la puesta en servicio, hace escasos meses, del primer buque oceánico de la Guardia Civil, el Río Miño, que ya se encuentra operando en el Atlántico y al que pronto se unirá el Río Tajo, otra navede altura.
Las carencias quedan paliadas con la llegada del CN-235 PM, fabricado por el consorcio europeo EADS-CASA en su factoría de Sevilla y que cuenta con una autonomía de 4.700 kilómetros y está preparado para la realización de misiones de patrulla marítima con un tiempo de permanencia en el aire cercano a las 10 horas.
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