Trato sí tratado no
Desde su ingreso en la UE, Irlanda ha vivido uno de los procesos más rápidos de despegue
Mariola Pérez León
No quieren el Tratado de Lisboa, pero sí están satisfechos con el trato que reciben de la Unión Europea. Los irlandeses han sido los que más dinero europeo per cápita han recibido. Desde su ingreso en el Mercado Común Europeo en 1973, Irlanda ha vivido uno de los procesos más rápidos de despegue económico que le ha llevado a recibir el sobrenombre de ‘Tigre céltico’. El país no puso reparo ninguno cuando la Unión Europea designaba a este territorio los cerca de 55.000 millones de euros de fondos europeos o cuando fijaba una rebaja fiscal en el impuesto de sociedades de un 3% al principio y de un 12,5% ahora (frente al 24,5 por ciento de los Veintisiete). Durante muchos años se trataba de igualar institucionalmente a Irlanda con el resto de socios y se ha logrado con creces, pero quieren continuar con ese trato de favor.
En cambio, Irlanda no ha querido ratificar el Tratado de Lisboa, no al menos el escaso porcentaje de la población que acudió a las urnas la pasada semana, porque la gran mayoría no trasladó su opinión con su voto.
Tampoco sorprendió, los sondeos previos a la cita electoral ya desvelaban las que serían las dos conclusiones de la consulta: gran abstención y negativa a la propuesta. Y el motivo, al parecer, se encuentra en las últimas propuestas políticas de Europa en las que hallan atisbos de ser antisociales, ultraliberales y contrarias al estado de bienestar social del continente conseguido en la segunda mitad del siglo XX.
A decir ‘no’ se sumaron –además de la mayoría de los votantes–, los partidos minoritarios de izquierdas que achacan a los excesos del liberalismo del mercado la actual crisis económica. Tampoco la iglesia católica apoyaba el Tratado por cuestiones como el aborto o la autanasia. Del otro lado, los defensores del ‘sí’, que fracasaron en el intento, fueron los grandes partidos políticos irlandeses.
A pesar de que tan ‘mimado’ socio haya dado un portazo al Tratado que viene a sustituir a la fracasada Constitución Europea, el proceso de consulta sigue adelante.
Comentarios recientes