Toros entre montañas en la bella localidad leonesa de Valdepiélago
Se celebró brillantemente la novillada de Valdepiélago
Perelétegui Valdepiélago
Un año más el ‘Memorial Joselillo’ recordó al torero de Nocedo de Curueño que murió como consecuencia de una cornada en 1947 en México y en cuyo recuerdo la Peña Taurina Leonesa le ofreció un homenaje en 1949 en su localidad natal, fijando una placa en la casa familiar que recuerda aquel trágico recuerdo.
Los diferentes actos de la jornada en Valdepiélago, presididos por el alcalde Julio González, culminaron con la novillada celebrada en la plaza portátil, que casi se llenó, propiedad de Avelino de la Fuente, empresario del festejo, que estuvo muy bien organizado y fue presidido por Paula Sierra, concejala municipal de Cultura, asesorada por Gustavo Rodríguez, que debutó en el ejercicio de este cometido.
Se lidiaron dos novillos-toros para rejones, en primer y cuarto lugar, y otros cuatro para lidia a pie, de la ganadería salmantina de Ignacio López Chaves, que excepto el cuarto dieron buen juego, dándose la vuelta al ruedo al que se corrió en quinto lugar. Y, como nota pintoresca, señalar que el arrastre estuvo a cargo de un tiro de bueyes de Otero de Curueño, propiedad de Basilio Álvarez-Acebedo.
El rejoneador López Bayo tuvo una lucida actuación en el primero, clavando en lo alto rejoncillos y banderillas. Falló con el de muerte y se le concedió una oreja. Fue complicada su actuación en el cuarto. Echó pie a tierra tras un rejonazo, tardó en descabellar y dio la vuelta al ruedo tras aviso.
El portugués Diego Santos, muy valiente toda la tarde, se lució en banderillas y vibrantes faenas de muleta. Cortó una oreja en cada uno de sus enemigos y en el quinto puso mucha entrega ante un novillo cuajado y poderoso. José Manuel Sánchez rivalizó con su compañero en quites, banderillas y trasteo muleteril. Recibió un trofeo en su primero y lució su clase en el que cerró plaza al que tardó mucho en matar, escuchando una obación tras aviso.
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