“Todo ha cambiado y todo sigue exactamente igual”
Antonio Viñayo disertará sobre ‘Romerías y rogativas en tierras de León’
Joaquín Revuelta León
La sala Región del Instituto Leonés de Cultura será escenario todos los martes hasta el próximo 4 de noviembre del X Ciclo de conferencias ‘Descubre tu patrimonio’, que organiza la Fundación Hullera Vasco-Leonesa en colaboración con el ILC, y que en la presente edición vuelve a indagar en una serie de temas relacionados con la religiosidad popular, caso de las romerías, la Semana Santa y sus manifestaciones, las oraciones tradicionales o los santos protectores de los animales.
Antonio Viñayo será el encargado de inaugurar hoy a las 20:00 horas este ciclo de conferencias con una disertación que ha dado en titular ‘Romerías y rogativas en tierras de León’. El que fuera durante muchos años abad prior de la Real Colegiata de San Isidoro explica que generalmente se confunden romería y rogativa, aunque el diccionario explica muy bien las características de una y de otra. “Romería es la concentración en un santuario, sin más, mientras que rogativa es la romería que se organiza para pedir favores, generalmente la lluvia o el cese de ésta. Muchas veces se habla de la rogativa de la romería, porque la rogativa en algunas ocasiones era institución municipal y se hacía en un día concreto, generalmente en el mes de mayo para pedir la lluvia conveniente para las cosechas”, señala Viñayo.
El orígen de este tipo de manifestación popular se remonta en parte a antes del cristianismo, aunque es con la aparición de los primeros santuarios cristianos en los albores de la iglesia cuando esta práctica se extiende. “Estos santuarios solían estar edificados en los lugares más pintorescos, en las montañas, en las laderas de las fuentes, en los valles, casi siempre apartados de la población”, señala Viñayo, que hace suya la famosa de Lampedusa a la hora de explicar la evolución que ha experimentado esta práctica popular. “Yo digo que todo ha cambiado y todo sigue exactamente igual. Después del Concilio Vaticano hubo un cierto impás. Se hablaba de la religiosidad popular despectivamente, pero fue el pueblo mismo, sin mucha intervención de la jerarquía eclesiástica, el que restituyó todo esto hasta que Pablo VI tuvo a bien ‘bendecir’ la religiosidad de los humildes y del pueblo, que en ocasiones profundiza mucho más en el aspecto religioso que la religión de los sabios”.
Antonio Viñayo recuerda que ya de niño fue romero de la Virgen de Camposagrado. “Aquello era espectacular. Mucha gente iba andado y la marcha siempre estaba presidida por el alcalde. Siempre se comenzaba por la liturgia, donde se llevaba la imagen en andas, para seguir después con el banquete comunitario y ya por la tarde con los bailes y los juegos”.
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