José Luis Abajo aseguró que se motivó en el último combate pensando en su hija de cuatro meses, a la que quería ‘regalarle’ un metal. El madrileño confesó que se encontraba algo alicaído tras perder la semifinal, pero recuperó la determinación en el momento justo. «Entre la doctora y el maestro han conseguido animarme. Me han dicho que mi hija me estaba esperando en casa y que tenía que ir a buscarla con una medalla al cuello», manifestó el representante nacional, padre de Lucía, de cuatro meses. «Ahora no se enterará de nada, pero le estamos grabando todo y se lo pondremos cuando sea mayor. También me han comentado que esta oportunidad no podía desaprovecharla». El otro secreto de su elevada concentración hay que buscarlo en una canción, Lo grande que es perdonar, de Gilberto Santa Rosa, que siempre escucha antes de cada combate. El tirador se mostró particularmente feliz por haber logrado la primera medalla de la esgrima española. «La llevábamos buscando muchísimo tiempo y nos hemos esforzado desde el primero al último. Nos la merecíamos».