SOS de las fuentes de León
La mayoría datan del siglo XVIII y presentan notables desperfectos y una imagen descuidada
F. F. M. León
Si hace poco quedó patente el precario estado del acceso a León del Camino de Santiago, ahora le toca el turno a la situación en la que se encuentran las fuentes más representativas, por historia y conjunto artístico, de la ciudad. Las dos situaciones citadas contrastan con el esfuerzo que, desde las instituciones, se hace por cuidar al peregrino y atraer turismo.
El abandono de las fuentes de la capital no ha pasado desapercibido para nadie en los últimos años. En el 2006, la UPL exigió al Ayuntamiento -entonces gobernado por el Partido Popular- la asignación de un presupuesto para la restauración inmediata del “conjunto de fuentes monumentales y de utilidad pública construidas en el siglo XVIII que posee León”. En la petición, se reclamó que las obras comenzaran por la fuente de Caño Badillo -por ser la más antigua y la que en peor estado se encontraba- y le siguieran las remodelaciones de las fuentes de San Marcelo, San Isidoro, San Martín y La Copona. Cinco meses después, el entonces alcalde, Mario Amilivia, se reunió con Alejandro Valderas -edil de UPL- y tras la reunión se comprometió con las obras y afirmó que “el Ayuntamiento restaurará de inmediato las fuentes históricas”.
No obstante, el proyecto prometedor no llegó a fructificar tal como se vendió tras la reunión. El balance que se puede hacer hoy, dos años después de la promesa, es la remodelación y embellecimiento de la fuente de San Martín y la limpieza de la basura depositada en la de Caño Badillo y la colocación en ella de dos psicodélicos focos halógenos.
Actualmente el Ayuntamiento de León, por medio del área de Patrimonio, posee una brigada de obras que se dedica a reparar las averías puntuales de las fuentes en colaboración con la Escuela de Oficios. Del abastecimiento del agua de las fuentes se ocupa el servicio de Aguas. No existe ningún plan de envergadura que se encargue de la remodelación de las fuentes históricas aunque si se organizan actividades relacionadas con ellas como“Las Bibliotecas son para el Verano”.
Unas con más y otras con menos urgencia necesitan una remodelación, a tenor de lo que se observa este verano.
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