Sacro GRA
Dirección: Gianfranco Rosi.
No es un documental corriente, no en vano es el primero en su disciplina que se lleva el máximo galardón del Festival de Venecia en toda la historia del certamen. No tiene un hilo conductor ni cuenta con testimonios, ni siquiera la voz de un narrador acompaña a las escenas que se encadenan a lo largo de una hora y media. Gianfranco Rosi, el director, pasó dos años viajando en su furgoneta alrededor del GRA (Grande Raccordo Anulare), la carretera de cincurvalación que rodea Roma, y se limitó a colocar su cámara, sin inmiscuirse, como si fuera una mirada indiscreta oculta detrás de un espejo.
Sacro Gra es un fresco de soledades en la bulliciosa periferia de una de las ciudades más retratadas en el cine, una recopilación de fragmentos de vida tremendos y extravagantes que se explican por sí solos. Con empeño naturalista Rosi captura un hábitat que está oculto o que es sistemática ignorado, que en este caso se expresa en italiano, pero que podría corresponder a cualquier gran ciudad europea.
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