Estos días en los que hemos rememorado aquel mítico 1992, me he acordado mucho de lo que me dijeron hace poco, y por separado, gente tan dispar como un importante líder empresarial y una diputada de Podemos: el problema de España es que carece de un proyecto de país. Con los datos en la mano, es innegable que la España de hace 25 años era claramente peor que la actual, pero al menos parecía que sabía lo que quería y lo perseguía con ahínco. Hoy, no está muy claro dónde vamos.
Según la diputada de Podemos, donde mejor se ve esa falta de rumbo es en el Congreso: “Nadie tiene un proyecto de país, ni siquiera nosotros, que acabamos de llegar”. El líder empresarial, por su parte, subraya que el origen del problema está en que se ha perdido “la cultura de los pactos, gastamos nuestra energía en pelearnos”.
Eso de la pelea a garrotazos en el Congreso lo expresa muy bien el filósofo José Antonio Marina, quien señala la enseñanza como el principal de nuestros problemas, pero que ve imposible lograr un pacto de Estado sobre Educación en un futuro próximo porque “en la política española nadie se deja convencer debido a un problema ideológico arrastrado desde el siglo XIX”. Esperemos que el nuevo pacto sobre violencia de género y el recuerdo de 1992 sean síntomas de que hemos recuperado algo el rumbo.
[Texto publicado en la revista TIEMPO el 28 de julio de 2017]
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