Sin pene ni gloria
Llega ya la temporada baja, también para las bodas y por lo tanto se reduce considerablemente el número de despedidas de solteros. Así, podremos descansar o echar en falta –que de todo hay– buena parte de los espectáculos visuales que proporcionan al común de los mortales los protagonistas de estas joviales celebraciones.
Sin ser León un centro neurálgico de estos acontecimientos prenupciales, como ocurre con la calle Laurel de Logroño, donde todos los fines de semana parece carnaval por la multitud de grupos de alegres ‘jovenzuelosynotanto’ que se congregan en esa ciudad para dar rienda suelta a su imaginación y a sus ganas de fiesta, tampoco nos quedamos cortos. En las despedidas de solteros se llegan a ver falsos toreros con capote y tanga, descafeinadas chicas play-boy, muñecos de Michelín, enfermeras y doctores picantotes y toda suerte de disfraces.
No sé qué diría Freud al respecto pero de lo que más abunda en los últimos tiempos son los penes que de cualquier tamaño, color y textura se colocan las féminas en distintas partes de su anatomía durante estas fiestas. Penes-diadema con velo de tul incorporado, penes-anillo, penes-delantal, penes-saltarines,penes-peluche, penes-biberón y, lo último, caramelitos-pene, que se venden en discretas cajitas de un centenar de unidades, de distintos sabores y colores. Como para llevar en el bolso, estilo paquete de chicles. Yo tengo serias dudas sobre a cuál de todos ellos se referiría aquella asturiana guasona cuando reflexionó: ¿cómo les llamarán penes con les alegríes que me den?
elenafgordon@la-cronica.net
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