La música cubana llevaba 50 años aislada del resto del universo. Comienza el diálogo.
El son nació en Santiago de Cuba hace un siglo. Su evolución ha impregnado la sonoridad del caribe hispano. Tras el rescate de Compay Segundo y el fenómeno Buenavista se necesitaban artistas capaces de poner nuevos ladrillos a su historia. El Septeto Santiaguero mantiene intactos todos sus valores (y parte del repertorio) con la dirección del tresero Fernando Dwar. Así que, a primera vista, no hay grandes novedades, excepto por la velocidad de ejecución. Parece que la primera intención es la de reestablecer relaciones con los vecinos, así invitan a su fiesta a soneros globales como Rubén Blades (Panamá), Cheo Feliciano (Puerto Rico) y Jose Alberto El Canario (Dominicana). En una segunda lectura destaca cómo adaptan “Que le den candela” de los Van Van y cómo Jimmy Bosh se afinca al danzón. Blades ayuda a reinventar el “Lágrimas Negras” y al gran Arsenio Rodríguez. El círculo se cierra entonando décimas, el verso antiguo que resulta especialmente bailable. En directo no hay cadera que resista el torbellino.
Septeto Santiaguero “Vamos Pa´La fiesta” (Picap)
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