Tú y yo.
Dirección: Bernardo Bertolucci
Reparto: Tea Falco y Iacopo Olmo Antinori.
Se ha dicho de Tú y yo que es una película menor dentro de la florida filmografía de Bernardo Bertolucci. Y lo es, efectivamente, pero el adjetivo no es necesariamente descalificativo. Es un filme de argumento íntimo y pequeño en ambiciones estéticas después de que el cineasta italiano descartara rodarlo en 3D, pero son elecciones personales de un artista que no da una puntada sin hilo. Lorenzo, de catorce años, se refugia en un sótano familiar para fumarse la tediosa semana blanca y allí al poco comparece su hermanastra, Olivia, postadolescente enganchada a la heroína, con la que apenas tiene trato. Un inadaptado y una adicta, dos personalidades radicales que comparten apellido a su pesar.
Bertolucci se ha encerrado con los dos jóvenes que los interpretan y se ha empapado de su rebeldía, de una forma de contemplar la vida que es completamente ajena, pero sin paternalismo. Con ganas de aprender, de superar sus miedos y sus fracasos. Y de seguir viviendo.
Apéndice:
El film recupera una rareza musical para el clímax de su película, una peculiar versión del Space Oddity de David Bowie en la que el camaleón canta en italiano un texto absolutamente diferente al original. Mientras que en la versión inglesa el Mayor Tom llamaba a la torre de control desde la soledad de su nave espacial, la italiana, titulada Ragazzo solo, ragazza sola canta a la soledad de un joven que ha perdido un amor. De nuevo el aislamiento -en la referencia-, la juventud y la pérdida de la inocencia, parece que la versión italiana escrita al calor del éxito de la original, a finales de los sesenta, estaba escrita para esta película en particular.
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