Se le fue la luz al magistrado
Rus Rufino sigue estos días comiendo langostinos en Sanlúcar –supongo que en El Bigotes, donde se los ponen gratis en bandejas a Z– y con su eterno semáforo en luz verde, ya sea pascua o la virgen de agosto. Todo lo ve sencillo, simple y para después del verano. ¿Qué no ocurre nada?
Para empezar nos ha dejado el juez Quirós. El magistrado Quirós, el eterno presidente de la Audiencia. Hace unos días le vi fresco en una terraza de Las Lleras. Le falló el corazón, que lo tenía grande. Cada uno recibe lo que siembra, me decía un amigo común, y el mejor ejemplo fue la despedida que le hicieron todas las fuerzas vivas de León, acudiendo ayer al funeral celebrado en los Padres Agustinos. Le conocí lo justo, pero contáronme cincuenta mil anécdotas. Un hombre carismático e irrepetible en lo profesional, lo social y lo personal. Descanse en paz un leonés de Luna.
Verás Rufino. Abel Pardo te ha puesto wifi en la zona del Húmedo. Como es sabido, en el tema del lliunés las tengo pardas con Pardo. Se empieza aconsejando y luego… Pero es un monstruo, hay que reconocerlo, en la gestión y en lo suyo.
Es verdad que puede tratarse de un modelo elitista, que sólo permite utilizar internet a los que tienen portátiles… pero es un puntazo. Y en la línea de buenos gestos, el de Villalba desde Feve subvencionando a los clubes deportivos. Ya de puestos, dinero para los nuestros. Y con peores olores, la suciedad de los ríos, los juicios por los sucesos de Hospitalet y Cistierna, el exceso de memoria de algunos, la supercrisis… Joer, Rus, ponte al loro.
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