Se extravió el futuro
25 de Marzo de 2009 | Ángela Becerra
Ahora, cuando la bruma económica abruma, entre tanto cambio y duda se nos extravió lo único que nos quedaba pendiente por vivir: el futuro.
Somos grandes desconocedores caminando hacia inmensos desconocidos. La urgencia del presente desvanece el pasado, y mientras, lo que puede venir es una incógnita potenciada por la ignorancia.
¿Reaccionamos atados por el temor? No creo. Mientras la sístole y la diástole bombeen y un poco de risa siempre esté presta, habrá vida. Somos los del 2009, una suma de cuatro generaciones amamantadas por aperturas de diques cerebrales. Somos una mayoría silenciosa que reniega de contracorrientes porque sabe que la auténtica libertad sólo se acrecienta desde la serenidad. Colectivamente, y con excepciones que en la estadística no alcanzan el palmo, no buscamos salvadores interesados, porque nuestro mayor interés es nuestra libertad íntima.
Por eso renegamos de tanta mezquindad encorsetada, de tanto lastre mental de pasado camino a finiquitado, de tanto líder mentalmente inhabilitado.
¡Por supuesto que tenemos futuro! Tendremos que movilizarnos un poco. Muchísimo menos de lo que tuvieron que hacerlo muchos de nuestros gloriosos antepasados que sufrieron y lucharon -e incluso algunos murieron- por alcanzar nuestros índices de contemporánea libertad.
Caminamos despistadillos. Pero se avecinan tiempos de solventes inquietudes. Sólo basta darle tiempo al tiempo.
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