‘El Míster’ de Cistierna se afianza como líder derrotando en la final a un fuerte Javi Oblanca

F. Fernández Campohermoso
Hemos empezado casi por el final por aquello de que era de lo que hablaban en el tren, pero volviendo al inicio, a las cinco de la tarde, en el comienzo del corro se notaba que era un día especial, que la lucha visitaba uno de los santuarios y el pueblo se lo pagaba con la presencia de luchadores que llevaban meses (o años) lejos y con caras en las gradas que no son habituales y los espectadores entendidos agradecen: Miguel Díez, el que estuvo años sin caer debajo y pese a ello anda fastidiado de la espalda (¡cómo la tendrán los que caían debajo!), Manolete, al que se ve de vez en cuando; José Pedro, Pedro José y Miguel Ángel Robles, los tres hermanos; Eloy y Gerardo… El Elegante, Gelo…
Olía a lucha y cinto.
Y también regresaba Gabriel Ángel, aquel chavalín de ligeros que regresa cuatro años después en semipesados y, sobre todo, el público hablaba con cariño de un luchador en el que pusieron muchas esperanzas y desapareció: Fernandito Martínez, en palabras de ‘El Elegante’, “el tío con más condiciones que he visto para la lucha”. Cayó con Víctor.
— ¿Dónde te metiste?
— En medio mundo, hasta en Pekín trabajé. Pero ahora ya vuelvo, mi madre quiere que pare.
Pero ya se estaba luchando ligeros. Santi ‘El Míster’ celebra su santo y cumple hoy 26 años. Lo quiere celebrar. Y lo celebra. Ganó primero a los de su pueblo, Bravo y Vega, y en la final le esperaba un Oblanca que vuelve a estar muy fino. Tiró con suficiencia a Ibán en cuartos, después a Diego Arce, al que dio una cadrilada de libro, otra más… pero Santi estaba ayer muy fuerte, en cinco segundos le dio la primera caída y después remató.
— Hombre, es mi cumpleaños.
— Y tu santo.6