Salvajismo sobre salvajismo
Zapatero ha conseguido añadir salvajismo a su salvaje negociación con ETA. De Juana Chaos, un símbolo del terrorismo de ETA, ha ganado. Está en la calle. El espíritu democrático que caracterizó durante la anterior legislatura a las grandes manifestaciones de las víctimas del terrorismo contra la negociación del Gobierno con ETA ha vuelto a perder. Gobernantes, legisladores, políticos y jueces están con Zapatero, o sea, comparten su “política” negociadora con el terrorismo. Los terroristas persisten en matarnos y Zapatero en integrarlos en una sociedad de carácter ovino. Más aún, Zapatero ha conseguido que Rajoy se sume a este inmoral proyecto: los terroristas tienen que ser integrados en la sociedad aunque tengan que vivir un poco alejados de sus víctimas y cumplir con su responsabilidad civil. ¡Cuánto cinismo!
Aparte de que las víctimas hace ya mucho tiempo que conviven con los asesinos, y aparte de que la propia Audiencia Nacional dictó en 2005 sentencias para que los criminales que salen de la cárcel vivan lejos de las víctimas, resulta bochornoso, desde el punto vista de una sociedad desarrollada moralmente, que la entera negociación de Zapatero y Rajoy sobre cómo combatir el terrorismo se resuma, según ha dicho el segundo, “en que los terroristas no pueden vivir cerca de sus víctimas y sobre todo que los etarras abonen las indemnizaciones a sus víctimas y que no puedan eludir su responsabilidad civil”.
Nuestro “Estado”, si es que a esto que soportamos los españoles puede dársele este nombre, es tan salvaje que los terroristas convivirán “apaciblemente” con las víctimas y sus familiares. Eso quiere decir que los criminales han vuelto a ganar. Se han impuesto a los ciudadanos. Ellos seguirán exhibiendo su arma asesina ante quien ose llamarles por su nombre: asesinos. De hecho, insisto, hace demasiado tiempo que las víctimas están soportando la presencia cotidiana y constante de sus asesinos. Con el dolor de las víctimas, sí, sobre la sangre de los asesinados, el sufrimiento y desprecio de sus familiares, amigos y conciudadanos se construye un “Estado” que algunos insisten en llamarle Estado de Derecho. Imposible.
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