Rusia inicia una ‘cruzada’ asiática en busca de apoyo
Medvédev intenta hoy recabar el amparo de China, mientras el ministro de Exteriores británico viaja a Ucrania, que teme convertirse en objetivo ruso
OTR-Press Moscú-Tiflis
El presidente de Rusia, Dimitri Medvédev, continúa con el desafío mundial que lanzó el pasado martes al reconocer la independencia de las repúblicas de Osetia del Sur y Abjasia, y ayer viajó a Dushanbe, la capital de Taykistán, en un intento por recabar los apoyos de sus aliados asiáticos y hacer frente conjuntamente a todas las potencias internacionales que el Kremlin tiene en contra. Por su parte, el mandatario de Georgia, Mijail Saakashvili, no viajará a la cumbre extraordinaria de jefes de Estado que la Unión Europea celebrará el próximo lunes para intentar solucionar las tensiones del Cáucaso por temor a que, tras su salida del país, Moscú bloquee el espacio aéreo y no pueda volver.
Tras el reconocimiento de Osetia del Sur y Abjasia como repúblicas independientes, Medvédev comenzó un viaje por sus principales aliados asiáticos para intentar recabar su apoyo y no encontrarse solo ante la avalancha de descréditos que ha recibido desde entonces. Su primer destino fue Dushanbe, la capital de Taykistán, mientras que hoy asistirá a la cumbre de la Organización de Cooperación de Shangai (SCO).
Sin embargo, por el momento, los países afines a la antigua Unión Soviética guardan silencio sobre si aplaudirán o no a Rusia en su decisión. Entre ellos, se encuentran Kazajistán, Kirguizistán, Taykistán y Uzbekistán, que en los últimos años han intentado compaginar el apoyo a Moscú con la construcción de vínculos con Occidente.
Por ello, Medvédev guarda sus esfuerzos para convencer hoy a China de que le preste su respaldo, durante la reunión que mantendrá en la cumbre con el presidente Hu Jintao. Su apoyo sería considerado por Moscú como uno de sus mayores éxitos, a la vez que representaría un serio varapalo para Occidente. Sin embargo, los analistas no ven esta opción demasiado probable, ya que Pekín cuenta con sus propios problemas separatistas, principalmente el de Tíbet.
Por otra parte, después de que desde el Kremlin se hiciera pública la sospecha sobre la actividad de los barcos de la OTAN en el mar Negro, el número dos del Estado Mayor ruso, Anatoli Nogovitsin, anunció ayer que la flota nacional ha comenzado a tomar medidas para supervisar su actividad». La organización había informado del envío marítimo de ayuda humanitaria a Georgia tras el cese de las hostilidades, de forma que, según Rusia, hay 10 buques en la zona.
Mientras la tensión entre Moscú y Tiflis se acrecienta, el presidente de Georgia, Mijail Saakashvili, anunció que no acudirá a la cumbre que la UE celebrará el próximo lunes para abordar la crisis. “Si dejo el país, los rusos podrían bloquear nuestro espacio aéreo e impedir que vuelva”, explicó en una entrevista al diario alemán Bild.
En ella, volvió a criticar la decisión de Medvédev de reconocer la independencia de Osetia del Sur y Abjazia y alegó que “Rusia está tratando de cambiar las fronteras de Europa por medio de la violencia”. Mientras, el ministro de Exteriores británico, David Miliband, se encuentra en Ucrania para mantener una serie de contactos de alto nivel dirigidos a erigir “la mayor coalición posible” contra la agresión del Kremlin a Georgia. El político mostró su solidaridad a la población, que teme convertirse en el próximo objetivo de Moscú, invocando un “espacio soviético”. Uno de los socios es Francia, cuyo ministro de Exteriores dijo que “Rusia está fuera del Derecho Internacional”.
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