Rajoy teme ganar y que le dejen fuera
El PP podría ser el partido más votado en las generales y gobernar en coalición, pero el presidente teme que su posible socio de gobierno ponga como condición su retirada.
Dicen que Mariano Rajoy le ha visto las orejas al lobo y que está dispuesto a todo con tal de que no se reproduzca, a finales de año, la quinta catástrofe electoral, después de las cuatro que lleva sobre sus espaldas desde mayo del año pasado, cuando con las elecciones europeas perdió, respecto a las anteriores, dos millones de votos. Ahí fue donde comenzó el actual ciclo dramático que ha provocado que se enciendan todas las alarmas. Después de mayo vino marzo de este año, cuando en las autonómicas andaluzas consiguió el peor resultado de toda la historia del partido en la comunidad autónoma: 14 puntos y medio millón menos de votos que en 2012, cuando estuvo muy cerca de la mayoría absoluta y su amigo Javier Arenas estuvo más cerca que nunca de ocupar la presidencia de Andalucía.
La tercera catástrofe, aunque vendida como triunfo por ser el partido más votado, se produjo en las autonómicas y municipales del pasado mayo, donde perdió prácticamente todo el poder autonómico y municipal que había ganado en 2011 y que le sirvió de plataforma para obtener la mayoría absoluta en las generales de hace cuatro años. La cuarta se producirá en septiembre en Cataluña, según todas las encuestas, que sitúan al PP en el último puesto del Parlamento catalán con un escaso 2,4% de los votos.
Y la quinta, la que más preocupa a Rajoy y que ha empezado a dibujarse en el horizonte, en medio de una notable crisis interna en el partido que Rajoy ha intentado resolver introduciendo unos mínimos cambios para que todo siga igual, puede producirse el 13 de diciembre, fecha en la que el presidente del Gobierno parece haberse fijado para unas generales que son decisivas, no solo para el PP y para el sistema bipartidista, sino para el futuro económico y político del país. Y sobre todo para su propio futuro, ya que su gran temor es que a pesar de ganar para cualquier pacto, pidan su cabeza y sea otro el candidato a la presidencia del Gobierno en un posible Ejecutivo de coalición.
Descartado un adelanto electoral para hacer coincidir las generales con las autonómicas catalanas, planteadas como unas elecciones soberanistas que decidirán la independencia de Cataluña, el presidente del Gobierno ha tomado el control del partido y ha iniciado una ofensiva para reconciliarse con un electorado que después de darle la mayoría absoluta en 2011, le ha dado la espalda optando por otras fuerzas políticas emergentes o refugiándose en la abstención, porque se ha sentido traicionado con una política opuesta a la prometida.
Por eso, en una actividad que en Rajoy puede calificarse de frenética, ha anunciado el adelanto a este mes de julio de la rebaja del IRPF prevista para enero, ante el desconcierto de los técnicos de Hacienda y de los responsables de las empresas, que no saben si tendrán tiempo para aplicar la medida. Una bajada de impuestos que habrá que discutir con las comunidades autónomas y que no parece que pueda convencer a muchos votantes, ya que solo supondrá una media de 30 euros para los contribuyentes. Igualmente se devolverá lo que queda de la paga extraordinaria que se suprimió a los funcionarios en 2012. Pero las medidas no se quedan aquí, ya que esta misma semana, en la conferencia política del partido convocada para el 10 y 11 de julio, está previsto que se aprueben mejoras que afectan a las pensiones, un desarrollo presupuestario para la ley de dependencia (que prácticamente ha estado congelada por las medidas de ajuste), mayores exenciones fiscales para familias con personas a su cargo, apoyo a discapacitados, protección efectiva para las víctimas de violencia de género y ayudas a parados de larga duración.
Cómo estarán las cosas que, por primera vez, Rajoy ha decidido presidir todos los lunes las reuniones de maitines en Génova, al tiempo que multiplica sus apariciones públicas fuera de La Moncloa. El presidente, a quien en estos cuatro años no se le he visto en un restaurante, un cine, un teatro, una exposición o un concierto, se ha dejado ver con el francés Nicolas Sarkozy en la taberna madrileña La tasca suprema, y con el rey Juan Carlos y los expresidentes Aznar, González y Zapatero en Casa Lucio. Aparte de una mayor presencia en la calle, lo que más preocupa a Rajoy es que, aunque el PP sea el partido más votado en diciembre, la condición para que pueda gobernar sea sacrificarle a él, como ha pasado en mayo en Murcia, donde Ciudadanos ha obligado a los populares a cambiar de candidato a la presidencia .
Esa es la situación que dibujan las dos últimas encuestas que se han hecho públicas, una de Mediaset para Tele 5 y otra de Metroscopia para El País. En las dos, el PP aparece en cabeza con una escasa diferencia con el PSOE, con Podemos en tercera posición muy igualado con los dos primeros, mientras que Ciudadanos parece perder fuelle, aunque es la opción preferida por los votantes del PP y del PSOE para cualquier pacto. El pacto que provoca más rechazo es precisamente el del PSOE con Podemos. Para Rajoy, la principal preocupación es que gran parte de los que votaron al PP en mayo creen que no se debería presentar como cabeza de cartel en las generales, lo que avalaría la tesis que está tomando cuerpo en Ciudadanos de apoyar un Gobierno popular solo con la condición de que el candidato a la presidencia no fuera Rajoy.
Comentarios recientes