S.C. Madrid
El modelo de debate elegido por Zapatero, que contestó en bloque a toda la oposición y que no permitía réplicas ni dúplicas, convirtió la sesión de ayer en el Congreso en una sucesión de previsibles monólogos. Así, la oposición en pleno, que llevaba escritos sus discursos antes de oír al presidente Zapatero, criticó el retraso del Gobierno en admitir la crisis y la efectividad de las medidas propuestas. Las acusaciones más firmes llegaron de la mano del líder del PP, Mariano Rajoy, quien fue más allá al acusar al inquilino de Moncloa de haber “engañado al pueblo español” al “ocultar” la gravedad de la situación económica antes de las generales. Cómo no, tal acusación fue contestada con una petición de “coraje para decir que perdió las elecciones porque los españoles quisieron”, no porque las previsiones del Gobierno “fueran unas u otras”.
Rajoy también exigió “coraje” a Zapatero para reconocer la intensidad de la crisis, definió sus ideas como “rancias” y reprochó al socialista haberse equivocado “tantas veces como ha abierto la boca” desde que comenzó a deteriorarse la coyuntura.
Como colofón, el popular pidió a su rival que tomara nota de sus recetas contra la crisis: austeridad en el gasto, reformas liberalizadoras y cambios en el mercado laboral y le prometió que si el Gobierno es capaz de admitir la realidad y está dispuesto a ponerle remedio, “tendrá el apoyo del PP”.