Que se adecente la plaza de toros que vienen visitas
Es lastimoso, como tantas veces, que en esta época haya que volver a denunciar el tétrico abandono a que está sometida La Glorieta, restando con ello parte de su natural belleza. Como es tradicional, la Puerta del Toro, está perdida de pintadas y suciedad, sin que nadie a lo largo de todo un santo ańo, mueva un dedo para ordenar que sea borrado lo que el travieso gamberrismo se entretiene en garabatear. (Aquella pintada de toreros asesinos, estuvo meses y meses sin que nadie se diera por enterado, por ejemplo. Y así, en todo).
De lo que se trata, según parece (eso es lo que los hechos sugieren), es de salvar las apariencias y, por eso, sólo cuando se esperan visitas, o sea cuando la feria está a punto de comenzar y se supone que llegará gente de fuera), se chapucea una limpieza relativa y asunto concluido.
Lo de dentro, ya es para llorar. Las escaleras parecen conducir a un patíbulo; barandillas que se cimbrean, peldańos desgastados y crujientes,que invitan a partirse la crisma, y el pasillo de acceso a los tendidos, con un pavimento que da grima, plagado de irregularidades y secular abandono… Lo que se dice una plaza de toros presentable.
Aseguro que me duele decir todo esto, porque La Glorieta es una plaza muy torera, que me gusta horrores, pero por eso mismo me parece injusto que sea víctima de un trato tan desdeńoso por parte de quienes más razones (y obligación), supongo que tienen para mantenerla por lo menos decente; la empresa, claro.
Aunque sólo fuera por agradecimiento, recordando los buenos dineros que proporciona, creo que bien merece un poco de atención, no sólo cuando se espera visita, sino durante todo el ańo. Y buena falta hace, desde luego, que esas escaleras se sustituyan por otras.
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