Montenegro gana una etapa en la que la capital del Bierzo batió todos los récords de público

César F. Buitrón Ponferrada
¡Lo que ayer llegaba a Ponferrada era la Vuelta a León o la Vuelta a España. Cualquiera que pasara ayer por la capital del Bierzo habría pensado que lo que aterrizaba en Ponferrada era la ronda española. Y es que Ponferrada dio ayer una lección magistral. Un gentío en la línea de llegada y, lo que resulta más sorprendente, miles de personas alo largo del recorrido urbano por la ciudad. Lo nunca visto en la ronda leonesa en la que ha sido tristemente habitual ver finales de etapa en familia y que ayer sorprendía gratamente por el despliegue de medios de Policía. Es la ventaja de tener un concejal como Emilio Villanueva que ama el deporte en el que tuvo un nombre importante hace tres décadas como corredor y por el que sigue bebiendo los vientos.
Fue el mejor colofón para otra etapa de ciclismo en estado puro. De ataques sin tregua del primer al último kilómetro que acabaron con un corte en cabeza en el alto de Lombillo que redujo aún más la baraja de aspirantes a la victoria final de la Vuelta a León y coronó como ganador de la etapa al argentino Montenegro que ya sabía lo que se sentía al pisar el podio porque lo hizo hace un año en la última etapa.
Era el final esperado para una etapa que salió lanzada a mil por hora y que en la Cepeda vio como se iban en cabeza tres ciclistas que abrían un hueco importante que llegó a ser de más de cinco minutos en una nueva demostración de saber controlar la carrera del director del Diputación de León, Javier Fernández, que metió en esa fuga al holandés Boxmeer que durante 80 kilómetros fue el virtual líder de la carrera permitiendo ir al resto de su equipo en carroza de plata mientras al resto de equipos poderosos les tocaba trabajar para echar abajo una fuga que acabó a los pies de Lombillo en cuyas rampas los primeros espadas tomaron la iniciativa. Hubo cortes, pero en el descenso hacia Ponferrada se unieron los más fuertes. La carrera de eliminación se cobró nuevas víctimas. Hoy habrá más bajas. Sólo puede quedar uno.