02 de Mayo de 2011 | Lucía Etxebarria

Escribí en mi perfil de Facebook que me entristecía muchísimo que la Noche de los Libros en Madrid resultara un fracaso porque el grueso de los madrileños prefirió quedarse viendo el fútbol en lugar de acudir a debates, tertulias, presentaciones o firmas. Muchos me preguntaron: “Pero� ¿a ti no te gusta el fútbol? ” A mí me gusta el fútbol. Pero el deporte, no el espectáculo. Porque no me gusta el aborregamiento masivo.

Fieles al lema “Pan y Circo”, nos está pasando lo que en la antigua Bizancio con los equipos de carreras de cuadrigas. A día de hoy, el debate candente no versa sobre las centrales nucleares ni sobre Libia ni sobre el caos financiero o los cinco millones de parados. Versa sobre Cristiano Ronaldo o Messi, Guardiola o Mourinho.

Ahora si eres de derechas eres merengue como Aznar y si eres de izquierdas, culé como Zapatero, o eso dice un reciente sondeo del CIS. Así las cosas, si la adscripción política no va a ser cuestión de programa e ideología, sino de pelotas ¿qué narices te importa si en las listas de un partido o del otro hay imputados por corrupción?

Me dicen que en tiempos como éstos es cuando de verdad hace falta espectáculo, cohesión, entusiasmo colectivo y vías de escape. Pero yo creo que si los poderes fácticos consiguen que solo nos movamos y gritemos por 22 señores en pantalón corto y no a favor de nuestros derechos y en contra de reformas laborales y recortes sociales, es que nos han colado un gol. Y no vamos a tener portero para tanto penalti.