Obama y la Play
La fotografía del Consejo Nacional de Seguridad de EE UU durante la misión contra Bin Laden se convierte en centro de chanzas virales y de montajes fotográficos
Obama, ceñudo, la punta de la lengua casi asomada a la comisura izquierda de pura concentración, juega a la Play en la Situation Room de la Casa Blanca: se está cargando con el mando de la videoconsola al gran enemigo del imperio, al mismísimo Bin Laden.
Obama en la Situation Room de la Casa Blanca.
ADN.es
Se trata, claro, de un montaje de la famosa fotografía filtrada por el Gobierno yanqui en la que el Consejo Nacional de Seguridad miraba por una tele el devenir de la operación contra la cabeza (in)visible de Al Qaeda.
Al margen de la audacia graciosa, la imagen trucada tiene, ¿de rebote?, algo de alegórico: las (desde la Guerra del Golfo) acciones militares asépticas, que parecen ejecutadas como en un videojuego.
Una vez filtrada, los internautas se encargaron de trucar con visos cómicos esa foto tan seria e importante.
Retoques donde todas las caras eran Obama, donde todos lucían el estrafalario tocado de la Princesa Beatriz, donde aparecía un gatete con cara de susto o con el Presidente rodeado de nuevos amigos: Mickey, Don Limpio, Chewbacca, Jacko, etc.
Y aquí, jugando a la consola.
ADN.es
El pitorreo ha sido máximo. La prestigiosa revista Wired incluso ha creado un blog para que la gente envíe nuevos chistes visuales con la imagen.
Esto de tomar fotos dispensadas por el capitalismo o el poder y trucarlas para cambiarles el significado viene de lejos. Lo hicieron los situacionistas franceses, los estudiantes del Mayo del 68, los Sex Pistols en el año del punk y muchos otros.
En esa línea, las redes sociales comentan la actualidad buscándole el giro cómico. A veces, eso sí, con una frivolidad posmoderna que podría ser más crítica sin perder frescura.
Vivimos, como civilización, una involución hacia la infancia, para para mal y para bien. Porque parece verdad eso que advierten muchos pedagogos: cuanto más gamberros son los niños, más lúcidos serán al llegar a la edad adulta.
Poca diferencia hay entre los mensajes con rotuladores en las puertas de los baños de un cole y obras de arte como aquella en la que Duchamp, especialista en meter inodoros en museos, le pintó unos bigotes a la Mona Lisa de Da Vinci, titulándola L.H.O.O.Q. (homófono en francés de: “Ella tiene el culo caliente”).
Cuestionemos con mirada infantil las altas razones y acciones de Estado. Ya se está haciendo en las redes sociales. Y, si se pusiera algo más de mala baba politizada, ya sería perfecto.
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