Necrofilia calculada
jurídicamente, la iniciativa de Garzón, que pretende investigar los asesinatos perpetrados en la zona nacional durante la Guerra Civil, carece de base. Lo han dicho voces mucho más autorizadas que la mía. Políticamente, sea el juez inocente instrumento o cómplice, la operación tiene por objeto arrojar sobre la mesa, no del PP, sino de toda la derecha sociológica española, tantos cadáveres como sea posible.
¿Por qué no se exhuman también los cadáveres de los asesinados por las izquierdas? ¿No los hubo? Claro que los hubo. ¿Es que ya se exhumaron en tiempos de Franco? Entonces no se conocía el ADN y, aunque se exhumaron algunos cadáveres, las identificaciones no pudieron ser precisas.
No sé qué pasará por la cabeza de esas familias que quieren que se desentierren decenas de cadáveres por ver si entre las tibias y cráneos aparece alguno de un pariente suyo para darle una honrosa sepultura. Puede que, una vez que la ciencia permite llevar a cabo una identificación sin margen a la duda, sea éste un instinto muy natural que los socialistas se han limitado a instigar. No lo sé.
En cualquier caso, lo repugnante es esta farisaica bonhomía de la que se viste nuestra izquierda para aparentar que no tiene otra intención que la de ofrecer una reparación a las familias de las víctimas del franquismo cuando lo que en realidad pretende es responsabilizar a la derecha de ahora de lo que ocurrió hace setenta años.
Para terminar de convencerse de cuán torticera es la operación, basta observar el nulo interés que tiene el Gobierno y sus terminales en exhumar cadáveres de izquierdistas asesinados por otros izquierdistas, que los hubo a manta. Sssssh… No vaya a ser que se sepa que los socialistas de entonces no sólo asesinaban fascistas.
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