Miseria al descubierto
Las Administraciones han derivado la atención de 16.000 personas a Cáritas en 2011
La pobreza afecta a un 23,7% de la población de Barcelona.
ARCHIVO Barcelona
La pobreza sigue en plena expansión en Barcelona. Cuando concluya el año, Cáritas habrá atendido a un 5% de personas más que en 2010, lo que equivale a un total de 55.5000 personas.
Su labor es tan necesaria en la actualidad que hasta las distintas Administraciones redirigen cada vez más a los necesitados a esta organización caritativa. De hecho, según el avance de datos anual, las instituciones públicas enviaron a Cáritas un 32% de personas más que el año pasado. En cifras, el porcentaje equivale a 16.000 personas, de las que 5.000 acudían por primera vez a pedir ayuda.
“Las Administraciones no tienen forma de cubrir muchas de las necesidades que esta gente necesita o, simplemente, están saturadas”, explicaron ayer a este diario fuentes de Cáritas. Entre esos servicios, destacan la entrega de alimentos, centros de alojamientos, cursos de reinserción laboral y prestaciones económicas.
Según afirmaron las mismas fuentes, “los Consistorios son los que más nos derivan gente. Tiene su lógica, ya que cuando alguien se encuentra en apuros suele acudir primero a la asistencia social de su distrito”.
Sobre esta situación, el director de Cáritas, Jordi Roglá manifestó su inquietud durante rueda de prensa sobre el continuo avance de la pobreza (el 23,7% de los catalanes son pobres) y las deficiencias del estado del bienestar. Además, Roglá mostró su desacuerdo con los recortes sociales, a los que se refirió como “medidas anticrisis inequitativas”.
Roglá señaló que su organización “echa de menos una respuesta a esta emergencia” y aseguró que algunos indicadores económicos muestran un retroceso a niveles de hace una década.
El director de Cáritas pidió un pacto consensuado por la ocupación ya que las ayudas que su organización así como otras instituciones proporcionan no son efectivas ya que las personas a las que atienden son incapaces de reinsertarse en la sociedad. “La beneficiencia crea dependencia. Hace falta encuentrar una fórmula que garantice la dignidad de la personas”, concluyó.
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