Misa y bendición de camiones para honrar a San Cristóbal patrón de los transportistas
Alfonso Martínez León
A pesar de la acuciante crisis por la que atraviesa el sector, la Asociación Provincial Profesional de Transporte Discrecional de Mercancías (Altradime) celebró ayer la festividad de San Cristóbal con un programa de actos que se desarrolló principalmente en las instalaciones que la empresa Renault Tracks tiene en el polígono de Onzonilla.
La cantidad de camiones congregada fue menor que en otras ediciones debido principalmente a la reciente modificación de la normativa con respecto a los tacógrafos, que obliga a los transportistas a estar parados al menos 45 horas a la semana. “Pretendemos perjudicar lo menos posible los tiempos de trabajo de los conductores”, explicó el presidente de Altradime, Pablo Lorenzo.
El programa de actos para honrar a San Cristóbal arrancó con una misa de campaña y la posterior bendición de los camiones engalanados para la ocasión con guirnaldas de colores, lazos y globos, que hicieron sonar sus bocinas en señal de alegría.
Llegó la hora de comer y las más de 150 personas congregadas en Onzonilla se sentaron a la mesa para degustar una paellada que dio paso a numerosas actividades para grandes y pequeños, como los campeonatos de tute y de mus, el toro mecánico y el castillo hinchable.
Ya por la noche, los transportistas se desplazaron con sus camiones a la Virgen del Camino, donde participaron en una cena de hermandad que dio paso a la actuación del mago y cómico Alfonso Suaskun y a un homenaje a los jubilados.
El sorteo de numerosos regalos y un baile pusieron fin a una jornada festiva que los transportistas celebraron con alegría, a la espera quizá de que su protector les ayude a superar el momento de crisis por el que está atravesando el sector.
La imagen de San Cristóbal en millones de coches y camiones recuerda a un ángel de la guarda que aconseja prudencia a la hora de ponerse al volante. Según la tradición, los porteadores, hombres corpulentos que por el pago de una cantidad de dinero se ganaban la vida pasando a la gente de un lado al otro de los ríos. Ése era precisamente el oficio de San Cristóbal, que no negaba el servicio a nadie aunque no le pudiera pagar.
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