Luz Gabás
Está feliz con el éxito del filme que Fernando González Molina ha hecho sobre su best seller Palmeras en la nieve. Filóloga y escritora, quiere centrarse en la literatura, tras su incursión en la política.
Palmeras en la nieve ha superado en taquilla a Star Wars. ¿Cómo lo ve?
Fantástico. Es verdad que Star Wars llevaba ya días en cartelera, pero lo importante es que Palmeras en la nieve es una producción totalmente nacional, íntegramente española. Y te podrá gustar más o menos, te podrá ir más o menos el género histórico-romántico. Pero el mérito del peliculón que se ha hecho aquí es indiscutible.
Siguiendo con la comparación de ambas películas, ¿Harrison Ford o Emilio Gutiérrez Caba?
Pues… depende para qué. Para irme a cenar, igual Emilio Gutiérrez Caba, ahora que lo he conocido. Creo que aprendería muchas cosas.
Ha sido alcaldesa de Benasque por el Partido Popular. ¿Por qué ha dejado la política? ¿Cómo ve el patio?
Me produce tristeza. Estuve cuatro años. En las últimas elecciones me presenté y no salí, y creo que cuando uno no sale tiene que dejar paso al siguiente. Con lo abrumada que estaba con tanto trabajo por la literatura y por la política, pensé que quien mucho abarca, poco aprieta. Y creo que ahora me corresponde centrarme en la carrera literaria.
¿Lo que se ha perdido la política?
Eso sería vanidoso. Uno aporta lo que sabe, pero como yo hay otras personas. Creo que hay gente muy válida.
¿Lo que se ha ganado la literatura?
Lo que he ganado yo.
Últimamente hay muchos autores –María Dueñas, usted, Javier Valenzuela– que novelan la historia del África exespañola. ¿Está de moda o es una deuda pendiente?
Es una deuda pendiente que teníamos. Otros países han recuperado su pasado colonial y lo han analizado. Nosotros no. Lo he comentado con María Dueñas y coincidimos en esto. No se hablaba de Marruecos ni de Guinea, cuando en un momento dado hubo una relación muy intensa con ambos territorios. Yo conocía la parte de las aventuras coloniales de los hombres del Pirineo en las plantaciones de cacao, entre ellos mi padre, mi abuelo y otros familiares. Y me daba cuenta de lo poco que sabía yo de Guinea habiendo oído hablar tanto de ella.
Su padre trabajó en una plantación de cacao en Sampaka. ¿Qué hay de autobiografía en su novela?
No en el sentido de que los hechos sucedieran tal cual. Pero sí está inspirada en todas aquellas aventuras que me contaban, ampliada con lo que yo he aprendido y novelada con las escenas y relaciones que se establecen entre los diferentes personajes.
Volviendo a la película, ¿usted quién sería, Adriana Ugarte?
Ya me gustaría. En su personaje, Clarence, sí me resultó muy fácil verme como si fuese yo.
Ya solo queda novelar el Sáhara.
Hay algo hecho, pero ninguna que me venga a la mente. Pero es la parte menos tocada. Sobre Cuba también hay un par de novelas recientes.
¿Cómo se escribe un best seller?
Primero, no pensando que escribes un best seller. Y segundo, haciéndolo de verdad, con el corazón. Creo que el lector percibe la intensidad de una historia que está narrada con el corazón.
¿González Molina ha plasmado bien su novela?
A mí la película me ha gustado. Cuando hablaba con Fernando estaba tranquila, porque veía que lo tenía muy claro. Pero yo le decía que para mí la esencia de Palmeras… era que se viera que, en un momento dado, hubo una relación muy intensa entre Guinea y España, que está simbolizada en los personajes de Kilian, Mario Casas, y Bisila, Berta Vázquez; de allí se pasó a la separación absoluta, pero nunca al olvido. Y eso está en la película, que me parece preciosa.
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