Los drones apagafuegos
La industria española destaca en el diseño de aviones no tripulados para uso civil: varios prototipos están pensados para la extinción nocturna de incendios.
La industria de sistemas no tripulados vive en la actualidad una etapa de expansión comercial gracias, sobre todo, a los aviones sin pilotos (los drones o UAV, en sus siglas en inglés) que se están utilizando en escenarios como el de Afganistán o en guerras encubiertas como las que llevan a cabo los estadounidenses contra la red Al Qaeda en Pakistán, Somalia o Yemen. El contingente militar español desplegado en el oeste afgano utiliza desde 2009 varios UAV de fabricación israelí para intentar detectar la presencia de la insurgencia talibán. Y los resultados han sido más que satisfactorios para el Ministerio de Defensa, pues estos pequeños aparatos difíciles de detectar (por sus cotas de vuelo y al no hacer apenas ruido) han salvado muchas vidas.
Sin embargo, no solo de la vertiente militar se nutre esta industria centrada en labores de espionaje o el lanzamiento de misiles de extrema precisión. También está empezando a despuntar el uso civil de este tipo de aparatos, como en los noventa pasó con Internet.
Esta semana se celebró en Madrid la segunda exposición española de sistemas no tripulados (Unvex’12) con el respaldo del Ministerio de Defensa y las principales asociaciones empresariales del sector. En el evento participaron 30 compañías españolas y foráneas: desde las más punteras -la europea EADS, las españolas Indra y Navantia, la francesa Thales o la estadounidense Boeing- a otras de mediano y pequeño tamaño con ganas de comerse el mundo en un terreno que hasta ahora estaba copado por empresas estadounidenses y hebreas.
Altas temperaturas en verano.
De las diferentes aplicaciones civiles que se mostraron en Unvex’12, destacaron varios prototipos para la extinción nocturna de incendios forestales, justo unas semanas después de que Galicia haya vivido con pesar la pérdida de su joya ecológica de Fragas do Eume y cuando las altas temperaturas de este año hacen temer lo peor de cara al verano.
El problema de los fuegos descontrolados es que cuando cae la noche, la ausencia de visibilidad obliga a los aparatos a tomar tierra por cuestiones de seguridad y el fuego suele hacer estragos en esas horas críticas. De ahí la idea de utilizar UAV que puedan volar de forma autónoma y descargar agua en una zona elegida previamente sin poner en peligro la vida de los pilotos.
La empresa española Nitrofirex presentó el llamado Depósito Planeador Autónomo no tripulado (DPA), con una capacidad máxima de 2.500 litros de agua, la mitad de la que disponen los aviones cisterna que participan cada año en las labores de extinción de incendios. En opinión de Alexander Burwitz, su encargado de operaciones, se necesitaría una flota de siete de estos aparatos para una extinción nocturna efectiva. “Queda pendiente de solucionar la principal carencia operativa en la extinción de incendios forestales desde el aire, que no es otra que la capacidad de operar por la noche con seguridad y eficacia”, añadió Burwitz.
Dotados de un sistema de guiado “por satélite, inercial e infrarrojos”, estos drones apagafuegos serían lanzados con su carga de agua desde una altura de unos 2.000 metros con la ayuda de aviones de transporte pesados dotados de una rampa trasera (caso de los C-130 Hércules, A-400M, IL-76 o los C-17).Estos DPA volarían, a continuación, durante un minuto y medio desde el avión lanzador al punto de descarga sobre el incendio como “una bomba guiada” y una vez que se vertiese el agua, a unos 300 metros, se convertirían en UAV, mediante la activación de un pequeño motor, con el fin de que puedan ser recuperados.
Una bomba guiada.
En Unvex’12 se expusieron otros prototipos para la lucha contra incendios que no necesitarían de un dron. Así, la compañía Everis, que dirige el exministro Eduardo Serra, ha desarrollado un sistema no tripulado llamado Flamingo, parecido a una bomba guiada y que cuenta con dos elementos: un depósito de un solo uso, con una capacidad máxima de 200 litros, y una unidad de control recuperable.
¿Cómo funcionaría esta bomba inteligente? Una vez que se ha localizado un frente de llamas, se asignarían unas coordenadas individuales para cada unidad justo antes de su lanzamiento desde un avión, y así cada bomba se dirigiría “de forma autónoma a sus coordenadas, esparciendo el retardante” allí donde se necesite. “Flamingo cubre un hueco actualmente vacío en el ámbito de la extinción, ya que puede utilizarse con fuertes vientos, en áreas inaccesibles y en misiones nocturnas”, explicó la empresa en su documentación corporativa.
Por su parte, Thales presentó en este evento el “pago por hora” de sus UAV para operaciones civiles como emergencias, control de fronteras, incendios, supervisión de infraestructuras críticas, vigilancia de entornos marítimos y misiones de búsqueda y rescate. En un momento de fuertes restricciones presupuestarias, los clientes de UAV, sobre todo los ministerios de Defensa, no tendrían que adquirir aparatos o una plataforma de lanzamiento, sino pagar 7.000 euros por día de uso. “Se trata de una forma de atender las dificultades económicas por las que están atravesando gobiernos y empresas”, señaló la compañía gala.
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