Libros 2043
Siria. La primavera marchita
Varios autores. Libros.com. 16 euros.
El drama que oprime a Siria, contado en diversos reportajes. Son historias de gentes marcadas por el miedo y el dolor. La muerte les acecha cada día, pero allí hay valientes que todavía resisten.
Galeano. La biografía
Fabián Kovacic. Ediciones B. 20 euros
Prosista difícil sencillez, en Eduardo Galeano es preferible no deslindar al escritor del periodista. Vinculó el compromiso político a su desempeño en la prensa, un oficio que amó con la misma pasión que a algunas mujeres. Trabajó en medios tan significativos como Marcha o Crisis, en los que publicaron los grandes del boom. Vivió los movimientos sociales de Cuba, Rusia, China, Brasil… Y sufrió la represión de la dictadura uruguaya, que lo empujó al exilio en España. Sus libros sorprendieron, una voz nueva, un estilo diferente. Eso y mucho más retrata este perfil cálido y oportuno.
Noticias de viejos periodistas
La editorial La Linterna Sorda, modesta y voluntariosa, ha añadido a su catálogo sendas obras de los periodistas, hoy por desgracia casi olvidados, José Nakens Pérez (1841-1926) y Luis Bonafoux y Quintero (1855-1918). Del republicano Nakens, alma del periódico anticlerical El Motín (editado entre 1881 y 1926), ha publicado Puntos negros, una recopilación de lúcidos y fogosos artículos. Del polemista –siempre “del partido contrario”– Bonafoux, su libro Bilis, vómitos de tinta, conjunto de crónicas de título expresivo de quien se ganó a conciencia el apodo de “víbora de Asniers” por su estilo hiriente y por el pueblo francés donde vivió. Se trata de dos plumas enérgicas, representantes de un periodismo íntegro e independiente cuando esas virtudes se pagaban con duras multas, la cárcel o el exilio. Sus piezas destinadas en su día a las rotativas iban repletas de ideas radicales que aún nos sacuden, nos voltean, nos sorprenden y, además, nos arrancan carcajadas, y les han hecho merecedores de la condición de clásicos. Transgresores y enfrentados a la hipocresía de su tiempo, nos enseñan que el buen periodismo debe romper determinadas convenciones si quiere mejorar la sociedad.
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