Libros 2037
París 2041
Ezequiel Szafir. Ediciones B. 18 euros.
Angustiosa distopía, esta ficción quiere concienciar sobre una terrible hipótesis: el corazón de Europa, sometido al nazismo en un futuro no tan lejano. Estado policial, represión, miedo… Una advertencia para no bajar la guardia.
K. L. Reich
Joaquim Amat-Piniella. Libros del Asteroide. 21,95 euros
Que se trate de una novela no resta verosimilitud a este testimonio acerca del campo de exterminio de Mauthausen, donde estuvieron la mayoría de los exiliados españoles presos de los nazis y en el que cayeron dos tercios de los 7.500 que allí sufrieron un horror indescriptible. El autor no necesita recurrir a la tensión dramática, tal es la sucesión de torturas, vejaciones y acumulación de cadáveres, crueldad abismal tras despojar a las víctimas de su dignidad. En el libro se suceden párrafos certeros y terribles, densos y tensos, para describir el infierno: “La reclusión en el campo era una noche polar de duración desconocida”. Amat-Piniella logró volver de allí con un relato estremecedor en las entrañas.
Los filósofos de Hitler
Yvonne Sherratt. Cátedra. 20 euros
En Alemania, afirma la autora, “los filósofos eran celebridades” que influían en la sociedad. Sus palabras y actos tenían repercusión, de la que se deriva una responsabilidad. Era así cuando se gestó el nazismo y Hitler llegó al poder. Interesa por ello analizar qué postura adoptaron miembros de ese “grupo tranquilo y no comprometido”, como los llama Sherratt. Comparecen aquí los que, por activa o por pasiva, dieron soporte intelectual a la barbarie; aquellos, del pasado, a los que se les rapiñaron ideas –tras, en muchos casos, retorcerlas– para aliñar la mezcla criminal de nacionalismo y antisemitismo, y los que se enfrentaron a ella y lo pagaron con la vida, la cárcel o el exilio. Un paso inteligente y de claridad envidiable que ayuda a ver cómo fue posible el mal absoluto.
Después de Auschwitz
Eva Schloss. Planeta. 19,50 euros
Durante 40 años, Eva Schloss guardó para sí su terrible paso por Auschwitz. A sus nietos les decía que el tatuaje del brazo (A/5272) era un número telefónico. Hasta que un día se la invitó a hablar del pasado. Entendió que, como superviviente, esa era una forma de ayudar a los que aún hoy son perseguidos y de luchar contra cualquier discriminación. Entre los textos que recuerdan el Holocausto nazi, este resulta conmovedor por su estilo sencillo. Aunque Eva lo escribió ya octogenaria, era una niña cuando su feliz y familiar existencia en Viena se trastocó, y recupera la mirada de aquella quinceañera para relatar la huida a los Países Bajos, la detención, la experiencia del campo y su vida posterior. Siempre esperando que aquello no se repita.
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