Lago titicaca (Bolivia): Una Armada de agua dulce
Pulcros uniformes blancos, galones dorados, gorras de plato y tradicionales canesús azul marino ribeteados de rayas blancas. Toda la parafernalia de cualquier fuerza naval común a todos los marineros del mundo. Bolivia tiene todo eso, pero no tiene mar. Los 15.000 hombres que conforman su Fuerza Naval navegan en el lago Titicaca, porque su costa marítima la perdió en 1879 cuando Chile le arrebató su acceso al océano Pacífico, hecho que desencadenó cuatro años de guerra.
Más de siglo y medio después, el país del altiplano conserva como orgullo patrio la fuerza de defensa que creó en 1826 el presidente José de Sucre. Tiene una flota que mantiene navegando tierra adentro y que sueña con recuperar un día los 120 kilómetros de costa que le daban un respiro oceánico.
Su aspiración a reconquistar esa salida es una constante histórica de los gobiernos bolivianos, también el del actual presidente Evo Morales. En un discurso en el aniversario de su armada, animó a oficiales y cadetes a estar “preparados, entrenados y organizados para cualquier momento que Bolivia vuelva al mar con soberanía”.
Mientras los buques y lanchas patrullan los 1.125 kilómetros de litoral del Titicaca que le pertenecen, defienden intereses fluviales, hacen la carta hidrográfica y apoyan la defensa civil de su patria. También representan los derechos de la nación a navegar por mares de todo el planeta.
Aunque desde fuera este ejército se pueda mirar con un punto cómico, desde la política interna se les mantiene con orgullo, también como apuesta económica y estratégica que esperan ver recompensada. En Chile no se está por la labor, pero medio camino, de momento, ya lo tiene hecho Bolivia con sus marineros de agua dulce.
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