La ‘poplítica’
07 de Mayo de 2010 | Miqui Otero
Reino Unido es esa isla de humor exquisito y comida deleznable que, como dijo Churchill, cuando queda aislada de Europa es el Viejo Continente el que queda aislado de ella.
En esa isla, geográfica y metafórica, que ayer celebró elecciones, la cultura -o, mejor aún: “estar en la onda” es tan importante como los planes económicos. Los políticos deben cuidar tanto la lista de canciones de su iPod como la carpeta de proyectos.
La serie The Thick ofIt, que muestra las tripas tragicómicas del Gobierno británico, una especie de El ala oeste de la casa blanca pero con menos glamour y (aún) más cafeína, muestra eso a la perfección en uno de sus capítulos: el ministro de Asuntos Sociales, un hombre demasiado humano y mayor para esos trotes, un tipo que a duras penas usa el móvil y que sería el equivalente político a aquel tipo desfasado de un anuncio español que decía cosas como “Me mola cantidubi” o “No me siento las piernas”, un tipo, en definitiva, del pasado, recibe como deberes un DVD con lo que ellos llaman The Zeitgest Kit. Con ese archivo, debe ponerse al día de bandas de rock que molan y de los chistes de las sitcoms del momento. A él, no le puede dar más pereza, pero finalmente lo hace. Sabe que si no, algún periodista gracioso lo pillará cuando intente hacer una broma enrollada y él no la pille.
Pero eso no es cosa de la ficción. Gordon Brown, cuando aún era ministro de Hacienda, dijo en una entrevista que “no podía parar de escuchar a los Arctic Monkeys” -aunque en otra no pudo mencionar ni una sola canción-. Tony Blair, sin embargo, se hizo más fotos con los hermanos de Oasis que con ningún presidente de otro país. Ellos, en plena ola del britpop, lo ayudaron a subir al poder. Y aunque los defraudó, no lo dejaron de lado fácilmente. Como dijo Noel Gallagher en una entrevista: “Ser del partido laborista es como ser del Manchester City. No te puedes cambiar de camiseta porque el delantero falle”.
En España, el pop se empieza a abrir camino entre los candidatos. Rajoy descolocó a todos diciendo que sus pelis favoritas eran (ojo) Regreso al futuro y El abuelo -que es como decir que eres vegano pero te chifla la chistorra-. Es más, se rumorea que la canción favorita de las hijas de Zapatero el año pasado era Polla dura no cree en dios, del Mägo de Oz. Los políticos españoles, salvo gente como Patxi López, indie confeso, siguen en la adolescencia de este tipo de cultura. Y no se sabe si es mejor que lo intenten o que se dediquen a sus cosas.
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