La peor crisis
Más de 1.200.000 desplazados y 50.000 muertos, pueblos quemados, mujeres violadas, cosechas perdidas… Durante meses, la represión de las milicias árabes Yanyauid en los tres estados de Darfur, en el oeste de Sudán, uno de los rincones más remotos de Africa, ha generado lo que la ONU llama “la peor crisis humana”, sin que nadie alzara la voz. Ahora, la comunidad internacional despierta.
Una guerrilla que entrena el Gobierno
La crisis humana de Darfur se desencadenó en febrero del 2003, cuando las miradas de la comunidad internacional y de la prensa estaban pendientes de la inminente invasión de Irak. El denominado Ejército de Liberación de Sudán (ELS) se levantó en armas contra el Gobierno de Jartum para protestar contra la marginación de las tribus africanas de Darfur frente a los nómadas que hablan árabe.
Al ELS se le unió un segundo grupo, el Movimiento por la Justicia y la Igualdad (MJI). Tras una serie de derrotas humillantes, el presidente sudanés, Omar el Beshir, destituyó a los gobernantes locales y enroló en la guerra a milicias árabes entrenadas por el Gobierno –las Yanyauid– y a quienes da carta blanca. Las Yanyauid cometieron abusos contra civiles para privar de apoyo a los rebeldes.
Los musulmanes, contra musulmanes
Jartum defiende que se trata de un ancestral conflicto étnico entre árabes y negros africanos. Sin embargo, el color de la piel importa poco en esa región africana, pues todos los actores del conflicto de Darfur tienen la tez oscura y profesan la religión musulmana. Como concluye Human Rights Watch, “la identidad étnica se basa más en la lengua los que tienen el árabe como lengua materna frente a los que usan otras lenguas y en la profesión nómadas árabes frente a campesinos sedentarios o comerciantes”.
En cualquier caso, se trata de una guerra que tiene como telón de fondo el problema que ha convulsionado el inmenso Sudán desde que accedió a la independencia, en al ańo 1956: el monopolio del poder y de las riquezas ha sido ejercido por tres tribus de habla árabe que proceden de las regiones del norte del país, tal y como denunciaba en el 2000 un proscrito libro negro. En Sudán, según el documento, se ha impuesto “un sistema político” que regula “un reparto desigual de la riqueza”. Y pone como ejemplo el hecho de que todos los primeros ministros desde el ańo 1956 proceden del norte del país.
El debate: żGenocidio o limpieza étnica?
Todo lo sucedido en Darfur ha generado un debate terminológico. żLa brutal represión equivale a genocidio, campańa de limpieza étnica o política de tierra quemada? El Congreso de EEUU se apresuró a calificarlo de “genocidio”, pero organizaciones humanitarias optan por la cautela. “Aunque no hablemos de limpieza étnica no quiere decir que la violencia haya sido menos extensa”, dice Amanda Sans, de Médicos sin Fronteras. Benedicte Godariu, de Amnistía Internacional, denuncia “crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad”, y no se pronuncia sobre la acusación de genocidio porque AI carece de pruebas “para saber si ha habido intencionalidad” desde el Gobierno.
Cuenta atrás para el Ejecutivo de Jartum
El 30 de julio, el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó la resolución 1556 en la que dio al Gobierno de Jartum 30 días para desarmar a las milicias Yanyauid y crear las condiciones para favorecer el regreso de los desplazados. Poco después, representantes del Gobierno, que sostiene que es imposible cumplir con las demandas del Consejo de Seguridad en ese plazo, fijaron un plan con el representante de la ONU para Sudán, Jan Pronk, en el que se aparca el desarme y se establecen zonas de seguridad alrededor de los actuales campos de refugiados, que serán vigiladas por las fuerzas de seguridad del país. A finales de agosto, la misión de la ONU en Sudán deberá informar de si hay progresos al secretario general, Kofi Annan.
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